La comunidad científica y médica expresa su gran preocupación por los serios efectos de los altos índices de calor sobre la salud, el bienestar, la calidad de vida y la sostenibilidad. Conoce qué hacer para protegerte
La comunidad científica y médica expresa su gran preocupación por los serios efectos de los altos índices de calor sobre la salud, el bienestar, la calidad de vida y la sostenibilidad. Conoce qué hacer para protegerte
El cambio climático ha incorporado una palabra que se repite constantemente: extremos. Y es que en la actualidad experimentamos una serie de eventos y circunstancias de una magnitud nunca antes vista.
Aunque del calor extremo se viene hablando hace años, cada vez toma mayor protagonismo. En diciembre de 2019, la Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés) divulgó que era casi seguro que las temperaturas medias del período quinquenal de 2015 a 2019 y del período decenal de 2010 a 2019 habían sido las más altas jamás registradas. Por otra parte, el pasado 6 de septiembre publicó que el 2023 (de enero a agosto) ha sido el segundo año más caluroso hasta la fecha. El 2016 ocupa el primer lugar.
A partir del Primer Foro Mundial sobre Calor y Salud, realizado en Hong Kong en 2018, se creó una red global para atender este asunto de vital importancia. Como parte de su misión está la labor educativa mediante la cual se atienden múltiples cuestiones asociadas al calor. Entre ellas se encuentran el aumento a la exposición de las olas de calor debido al cambio climático, los factores de vulnerabilidad que provocan que ciertas personas estén en mayor riesgo, el futuro escenario que anticipa un incremento en la mortalidad relacionada al calor extremo en ciertas áreas geográficas, la urgencia de implementar sistemas de alerta temprana y respuesta, así como un enfoque multisectorial para las medidas de mitigación, y la planificación y el diseño urbanos que aporten soluciones a esta realidad.
Con relación a lo que podemos hacer para procurarnos la mayor protección posible contra el calor, hay un sinnúmero de recursos educativos disponibles. Los efectos directos de la exposición al calor en la salud son, pero no se limitan a: golpes de calor, agotamiento, calambres y sarpullido por calor, y quemaduras solares.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) detallan síntomas y recomendaciones. A continuación, se presentan varios de estos.
Golpe de calor - Algunos síntomas son pulso acelerado y fuerte, dolor de cabeza, mareos, náuseas y confusión. El golpe de calor requiere asistencia médica inmediata.
Agotamiento por calor - Puede presentar piel fría, pálida, húmeda y pegajosa, cansancio o debilidad y desmayos. Las recomendaciones incluyen aplicar paños húmedos sobre el cuerpo o darse un baño con agua fría y tomar sorbos de agua.
Calambres por calor - Pueden aparecer dolor o espasmos musculares. En este caso, suspende toda actividad física, muévete a un lugar fresco y bebe agua.
Quemaduras solares - La piel puede estar enrojecida y tibia, tener ampollas y sentir dolor. Es importante que no rompas las ampollas. Además, puedes aplicar paños fríos y loción humectante en las áreas quemadas por el sol.
Sarpullido por calor - Aparecen pequeñas ampollas rojas en la piel que parecen granitos. Procura mantenerte en un lugar fresco y seco.
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) define la ola de calor como “un período de tiempo inusualmente caluroso que suele durar dos o más días. Para que se considere ola de calor, las temperaturas tienen que estar fuera de las medias históricas de una zona determinada”.
Al igual que te preparas para cualquier otro evento meteorológico, es imprescindible que tengas listo un plan y un kit de emergencia para hacer frente a las olas de calor.
En Heat.gov —portal web del Sistema Nacional Integrado de Información Sanitaria sobre el Calor—se enumera qué debes hacer para protegerte.
Esto incluye, pero no se limita a:
A su vez, los CDC aconsejan que:
También, Ready.gov publica que durante los períodos de calor extremo:
El Servicio Nacional de Meteorología (NWS, por sus siglas en inglés) advierte en la nota Calor, vehículos y seguridad que nunca dejes a los bebés, los niños ni los animales dentro de un vehículo, aunque sea solo por poco tiempo. Ha sido evidenciado que aun cuando la temperatura exterior sea relativamente baja, la temperatura interior de un vehículo puede aumentar significativamente en minutos.
Al respecto, el NWS hizo mención al estudio “Estrés térmico provocado por vehículos cerrados: las temperaturas ambientales moderadas provocan un aumento significativo de la temperatura en vehículos cerrados”, publicado en Pediatrics en 2005. “Además, descubrieron que dejar las ventanillas abiertas no ralentiza significativamente el proceso de calentamiento ni disminuye la temperatura máxima medida en el interior del vehículo”, compartió la NWS en referencia a la publicación.
Por su parte, la NOAA y la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA, por sus siglas en inglés) divulgaron una infografía que muestra que si la temperatura exterior alcanza los 80 grados, por ejemplo, la temperatura dentro del vehículo pudiera llegar a los 99 grados en 10 minutos, a 109 grados en 20 minutos, a 114 grados en 30 minutos y a 123 grados en 60 minutos.
Asimismo, la NHTSA advierte que:
De esta manera, la agencia insta a que:
El jadeo o los ojos vidriosos pueden ser señales de alerta de que el animal siente demasiado calor. Las quemaduras en sus patas por las superficies pavimentadas calientes también pueden ocurrir.
Los CDC recomiendan que brindes abundante agua fresca a tus animales y dejes el agua en un área con sombra.
Puedes encontrar más información sobre cómo protegerlos en la página web de la Humane Society of Puerto Rico: https://www.hspr.org.
La autora es periodista colaboradora de Suplementos.
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