El informe del Día Mundial del Sida 2022 advierte sobre el estancamiento en el logro de la erradicación de la enfermedad y hace un llamado a la acción
El informe del Día Mundial del Sida 2022 advierte sobre el estancamiento en el logro de la erradicación de la enfermedad y hace un llamado a la acción
“Realidad dolorosa”, así describió el panorama actual de la epidemia del sida, la directora ejecutiva del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA), Winnie Byanyima, en el mensaje pronunciado sobre el Día Mundial del Sida 2022 y que Suplementos siguió en la difusión directa el pasado martes, 29 de noviembre.
“No vamos por buen camino para poner fin al sida para el 2030, y la razón es la desigualdad. Sin embargo, también hay buenas noticias: si establecemos la igualdad, lograremos acabar con el sida”, añadió desde Tanzania, África, tras rendir homenaje a las más de 40 millones de vidas que se han perdido por el sida.
El informe actualizado de ONUSIDA 2022, reveló que la respuesta mundial al sida está bajo amenaza y lo atribuyó al choque de pandemias entre sida y COVID-19, junto con las crisis económicas y humanitarias, incluyendo la guerra de Ucrania. Además, el informe, llamado “Desigualdades peligrosas”, señaló que el progreso mundial contra el VIH se desacelera, en vez, de acelerarse. En palabras del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, una “tormenta perfecta” de crisis está ampliando las desigualdades mundiales.
Como parte de su mensaje, Guterres lamentó que el mundo se comprometió a erradicar el sida para 2030 y que están lejos de cumplir esa meta. Además, hizo hincapié en que, para acabar con el sida, se debe poner fin a las desigualdades que impiden el progreso.
“Corremos el riesgo de que más millones de personas contraigan la enfermedad y mueran”, puntualizó. Bajo el eslogan ¡Igualdad Ya! se unió al llamado de alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS), pidiéndole a los líderes mundiales y a los ciudadanos que reconozcan y combatan con valentía las desigualdades que obstaculizan los avances dirigidos a poner fin al sida, y que se garantice un acceso igualitario a los servicios esenciales relacionados con el VIH, en particular para los niños y los grupos de población clave y sus parejas sexuales: los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, las personas transgénero, los consumidores de drogas, los trabajadores sexuales y los reclusos.
Igualmente, el informe de ONUSIDA hace alusión a que, la parte positiva es que las crisis demostraron la capacidad del mundo para movilizar recursos masivos y cambiar las políticas rápidamente, ante las adversidades extraordinarias. Los líderes confían en que la innovación y el liderazgo impulsados por la experiencia del COVID-19 en las comunidades se puedan desempeñar en la preservación del acceso a los servicios y en llegar a las personas más vulnerables y marginadas.
La preocupación que acompaña el reclamo del Día Mundial del Sida 2022 surge de las recientes cifras mundiales que reportaron que cada día, 4,000 personas, entre ellas 1,100 jóvenes (de 15 a 24 años), se infectan con el VIH. Se estima que, si las tendencias actuales continúan, 1.2 millones de personas se infectarán con VIH en el 2025, tres veces más que el objetivo para el 2025 de 370,000 nuevas infecciones.
Además, el informe mencionó a América Latina como una de las primeras historias de éxito en la implementación del tratamiento, pero aludió a que ha perdido impulso, lo que permite el repunte de las epidemias entre los jóvenes homosexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres, y otras poblaciones claves.
Basado en los datos, las tendencias en las infecciones por VIH y las muertes relacionadas con el sida están impulsadas por la disponibilidad de servicios relacionados con el VIH. Igualmente, hay señales preocupantes, a medida que se estanca la expansión de los servicios de pruebas y tratamientos del VIH. Por ejemplo, se recogieron diferencias sustanciales en el acceso al tratamiento contra el VIH entre los distritos de un mismo país, lo que demuestra que las personas que viven en algunas partes del país no se benefician por igual. Las razones de estas diferencias incluyen una división urbano-rural, así como divisiones políticas, económicas, culturales o de otro tipo.
De igual forma, se identificó que, a medida que se expanden los programas de pruebas y tratamiento contra el VIH, los niños que viven con VIH a menudo se quedan atrás. En el 2021, unos 800,000 niños que viven con VIH todavía no reciben tratamiento. Los niños constituían el cuatro por ciento de las personas que vivían con VIH en el 2021, pero el 15 por ciento de las muertes relacionadas con el sida, la brecha en la cobertura del tratamiento del VIH entre niños y niñas, y personas adultas está aumentando en lugar de reducirse.
La directora de ONUSIDA catalogó esta cifra como una realidad vergonzosa y una injusticia evitable. “Si hay una desigualdad que me rompe el corazón especialmente, es aquella que afecta directamente a los niños que viven con el VIH. Teniendo en cuenta los avances científicos hoy en día, ningún bebé debería nacer con VIH y ningún niño seropositivo debería estar sin tratamiento. Lamentablemente, en la actualidad, aunque tres cuartas partes de los adultos que viven con el VIH están en tratamiento, solo la mitad de los niños lo están. Y esto es intolerable”, manifestó.
Por otra parte, las poblaciones claves representan menos del cinco por ciento de la población mundial, pero ellas y sus parejas sexuales constituyeron el 70 por ciento de las nuevas infecciones por VIH en el 2021. En todas las regiones del mundo, hay poblaciones clave que son particularmente vulnerables a la infección por el VIH. Las minorías raciales y étnicas, a menudo experimentan desigualdades sustanciales relacionadas con el VIH, como en los Estados Unidos, donde la disminución de los nuevos diagnósticos de VIH ha sido menor entre las personas negras que entre las poblaciones blancas.
“El estigma refleja de qué manera la sociedad sentencia a las personas por ser quienes son. Y mata. Debemos acabar con el estigma hacia las personas que viven con el VIH y las comunidades marginadas. Para ello, necesitamos la colaboración de todos y cada uno de los líderes: políticos, confesionales, tradicionales y culturales. Unámonos todos. Démonos más. Trabajemos por la igualdad”, exhortó Byanyima.
Dentro de la parálisis que amenaza la respuesta contra el sida a causa de las desigualdades se informó de manera positiva que las respuestas nacionales que contaron con los recursos adecuados, adoptaron políticas sólidas y lograron la disponibilidad a las tecnologías de prevención y tratamiento demostraron una resiliencia e impacto notables, por tanto, lograron reducir las nuevas infecciones de VIH en más de 45 por ciento, entre el 2015 y el 2021.
Por último, se hizo énfasis en que las nuevas herramientas, como los medicamentos antirretrovirales inyectables de acción prolongada, pueden tener efectos potencialmente transformadores, si se comparten ampliamente y se distribuyen equitativamente.
Los líderes coincidieron en que se necesita un mayor coraje político para poner fin a las desigualdades relacionadas con el VIH, y reactivar y fortalecer aún más la solidaridad mundial en torno a este objetivo. “Sabemos lo que hay que hacer para poner fin al sida y tenemos las herramientas que necesitamos. Ahora, nuestro desafío es reunir el coraje necesario para cerrar las brechas en la respuesta y poner fin a las desigualdades relacionadas con el VIH”.
De acuerdo con el secretario general de la ONU, hay que ampliar el acceso a servicios más apropiados y de mejor calidad para tratar, detectar y prevenir el VIH. Guterres destacó la falta de recursos financieros, mejores leyes, políticas y prácticas para eliminar el estigma y la exclusión que sufren las personas que viven con el VIH, sobre todo las poblaciones marginadas. “Todas las personas merecen respeto y sentirse incluidas. Es posible y es nuestro deber eliminar las desigualdades que perpetúan la pandemia de sida. Podemos acabar con el sida, pero, antes, debemos hacer realidad el eslogan ¡Igualdad ya!”, concluyó Guterres.
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