Cuando te autocuidas, te regalas momentos de tranquilidad y disfrute
Cuando te autocuidas, te regalas momentos de tranquilidad y disfrute
Mucho se habla del autocuidado y de la importancia de dedicarle tiempo a nuestra vida personal. En el caso de las mujeres, esta conversación a veces se reduce a pensar en las visitas a la peluquería, a las manicuras y pedicuras. Si bien la apariencia es importante, no es lo único ni lo más relevante que deberíamos considerar cuando pensamos en el autocuidado.
De acuerdo con Coraly León Morales, directora de la Casa Protegida Julia de Burgos, un albergue para mujeres sobrevivientes de violencia doméstica, el autocuidado va mucho más allá de las experiencias divertidas que los espacios de belleza nos proveen. León Morales expresa que el autocuidado incluye “atender tu salud, visitar los médicos, hacerte esas pruebas o exámenes”.
Asimismo, señala que el asunto de la salud también tiene que ver con escenarios cotidianos, como el sueño y la alimentación, que suelen descuidarse por la carga o la presión del trabajo. Ser responsable con el autocuidado es, además, asegurarse de dormir ocho horas diarias y adoptar patrones alimentarios saludables.
León Morales, quien a diario se enfrenta con situaciones que le drenan emocionalmente, reconoce que puede ser un gran reto encontrar espacio para el autocuidado.
“Es una lucha diaria. Hay días que gano y hay días que no me da el tiempo, pero lo importante es hacer las concesiones y encontrar cómo balancearlo”, dice.
A ella le funciona la aromaterapia como parte de sus prácticas para relajarse. Le suma a su semana otras actividades sencillas, que no requieren gastos o salidas, para invertir el tiempo libre. Entre ellas, estar sola. Así, se permite momentos para recargar y volver a conectar consigo misma.
“Trato de separar el fin de semana o, al menos, un día para no hacer nada y descansar. También, en la medida de lo posible, busco conectar con la naturaleza e ir a la playa, que es un espacio que me relaja mucho”, menciona.
La comunicación con sus amistades y seres queridos es una acción que la relaja y reconecta consigo misma. También, obligarse a no hablar del trabajo en su tiempo libre es una forma en la que honra el espacio del autocuidado.
Por otro lado, León Morales señala la urgencia que tiene asumir el autocuidado en el espacio laboral. Por la naturaleza de su trabajo, reconoce que tanto ella como el personal que labora en Casa Julia están vulnerables a más estresores.
Por esta razón, su equipo ha comenzado a pensar el autocuidado desde lo colectivo.
“Estamos expuestas a fatiga, a desgastes emocionales, y a vivir triggers (detonantes), pues no estamos exentas de violencia, por lo que estamos trabajando con fortalecer los vínculos del mismo equipo para darle una estructura de cuidado y apoyo”, relata.
La Casa Protegida Julia de Burgos cuenta con tres centros a través de la isla, donde esperan implementar las nuevas formas de autocuidado que, con la pandemia, se atrasaron. Como parte de esta iniciativa, han comenzado a instalar cuartos sensoriales con butacas que dan masajes.
“Se preparó ese espacio en el que tanto el personal como las participantes podrán tomar tiempo para pausar, respirar y así retomar las responsabilidades del día”, comenta, como una iniciativa que puede replicarse en otros centros de trabajo para promover el bienestar de las personas que laboran.
Del mismo modo, manifiesta que el autocuidado debería asumirse como una responsabilidad que también le compete a los patronos. León Morales expresa que, muchas veces, se tiende a “deshumanizar al personal y es importante reconocer su humanidad, demostrarles que nos importa su bienestar. Es una responsabilidad que, al asumirla como institución, nos beneficia a todos. El personal se siente valorado y respetado, y eso genera un mayor compromiso de su parte con el trabajo”.
La terapista recreativa Thalía Fajardo Crespo coincide con León Morales en que el autocuidado es una cuestión de salud. La profesional de 27 años expresa que “la recreación y el tiempo libre tienen una correlación directa con la salud como perspectiva holística”.
Significa que afecta la salud física, mental, emocional, social y espiritual.
“Para estar completamente saludables, es prioritario encontrar espacios de tiempo libre para la sana recreación; eso también es autocuidado”, apunta.
Fajardo Crespo, quien es estudiante doctoral en Recreación, comenta que el hecho de que sea tan difícil para muchas personas encontrar el espacio para el autocuidado tiene que ver con la perspectiva que le damos al tiempo que usamos para otras cosas que no sean trabajar.
“El sistema nos ha obligado a producir y producir como si fuéramos máquinas de empleo y dinero. Así es como se ha olvidado, minimizado y demonizado el tiempo libre y de ocio”, observa.
La consecuencia es que el espacio para “no hacer nada” es mal visto. “Esa visión es incorrecta”, establece Fajardo Crespo.
Añade que los momentos para desconectar y soltar las obligaciones que nos cargan son fundamentales para ser personas saludables. No sacar este tiempo tiene unas consecuencias tremendas en el bienestar que pueden desembocar en estrés y ansiedad.
“Es necesario comprender que la recreación y el tiempo libre son partes esenciales del autocuidado y que ocuparnos de ello es velar efectivamente por nuestra salud”, agrega.
Otro problema que señala Fajardo Crespo es la mala interpretación que se le da al autocuidado. La cultura del consumismo influye la manera en que las personas identifican espacios para el autocuidado y el tiempo libre. Muchas veces, las opciones se limitan a centros comerciales o a visitas a lugares de belleza en los que se termina gastando mucho más de lo que se podía o debía.
Sobre este asunto, Fajardo Crespo, quien es natural de Hormigueros, señala nuestra isla como un escenario ideal para actividades de recreación que redundan en autocuidados.
“Puerto Rico está repleto de recursos naturales accesibles todos los días que no requieren un gasto sustancial de dinero. No es tan importante la actividad que se haga, sino las emociones que deriven de ella”, dice.
También, indica que no todas las personas consideran los recursos naturales como espacios para el autocuidado, por lo que recomienda que “lo más importante es identificar nuestros intereses para reconocer lo que nos hace felices”.
Si una actividad genera paz, conexión y descanso, probablemente sea una actividad que merezca consistencia y que no necesariamente implique gastar dinero.
El autocuidado, más allá de experiencias divertidas o costosas, es tener espacios de sanación y de comprensión de nuestras necesidades como seres humanos. En un mundo tan acelerado y competitivo, reconocer nuestra humanidad y la urgencia del descanso y la desconexión es una de las manifestaciones más tremendas de amor propio.
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