PRESENTADO POR
Puerto Rico Saludable
Comunicado de prensa (pagado)
Suministrado, aprobado y pagado por una parte externa; no es periodismo imparcial y contrastado.

BRUE en bebés: infórmate sobre este fenómeno inexplicable

Aunque se trata de episodios son benignos y transitorios sin consecuencias graves, es vital que los padres sepan cuándo buscar ayuda médica

23 de febrero de 2025 - 12:00 AM

En la rama de la medicina pediátrica, existen fenómenos que, aunque no representan una amenaza inmediata para la salud del infante, generan mucha preocupación y desconcierto tanto en los padres como en los profesionales de salud. Uno de estos son los llamados “eventos breves resueltos no explicados” (EBRNE), más conocidos como BRUE, por sus siglas en inglés (Brief Resolved Unexplained Events). Dada la falta de explicación clara tras un BRUE, estos episodios han sido objeto de estudio y debate en la comunidad pediátrica. Y aun cuando producen gran temor y angustia, la evidencia científica ha demostrado que rara vez tienen una causa subyacente grave y que someter a estos pacientes a múltiples pruebas diagnósticas puede aumentar la ansiedad parental.

En el año 2016, la Academia Americana de Pediatría introdujo el término “BRUE” a modo de refinar el diagnóstico anteriormente conocido como ALTE por sus siglas en inglés (Apparent Life-Threatening Event), cuyo nombre provocaba mayor ansiedad parental e incluía a niños con síntomas persistentes luego del evento o con causa justificada. De igual modo, se definieron guías clínicas para asistir al médico en la identificación y estratificación de estos episodios en aquellos de bajo y alto riesgo.

Al momento, se desconoce la causa exacta de un BRUE, pero se sugiere que puede estar relacionado con el desarrollo inmaduro del infante, provocando irregularidades en el sistema nervioso. No obstante, actualmente, un BRUE es caracterizado por ser breve y transitorio, generalmente menor de un minuto, con al menos uno de los siguientes síntomas: cambios en respiración (apnea), coloración de la piel (azulada o palidez), tono muscular bajo tono o rigidez o nivel de conciencia alterado (letargo o pérdida momentánea de conciencia) que resuelven de manera espontánea y sin secuelas aparentes. Por lo general, suelen ocurrir en menores de un año durante el sueño, al despertar o en el curso de la alimentación, entre otras circunstancias. Comúnmente, han resuelto al momento de la evaluación médica y persisten sin explicación aparente luego de un exhaustivo historial y examen físico.

Existe una amplia gama de situaciones médicas con presentación semejante a la de un BRUE. Estas pueden ser de naturaleza benigna, como el reflujo gastroesofágico, la sobrealimentación o las infecciones virales, o de índole más seria, como las convulsiones, los espasmos infantiles, los trastornos innatos del metabolismo o el maltrato infantil. Por tal razón, la gran mayoría de los infantes que llevan a las salas de emergencias con síntomas sugestivos de BRUE son admitidos para observación y para descartar alguna enfermedad subyacente grave.

Debido a que conlleva un diagnóstico de exclusión, su identificación puede ser un desafío para el pediatra, quien debe descartar otras enfermedades más serias antes de concluir que se trata de un BRUE, y para el familiar, quien, en ocasiones, no recibe explicación de lo ocurrido. Aparte de un historial y examen físico completos, algunas pruebas complementarias, como análisis de sangre, radiografías, electrocardiogramas y consultas con subespecialistas, pueden ser realizadas, de ser necesarias. Sin embargo, los estudios han demostrado que estas pruebas diagnósticas tienen poco rol en la identificación de la causa de un BRUE y deben ser reservadas para aquellos casos de alto riesgo.

Cabe recalcar que, en su mayoría, estos episodios son benignos y no aumentan el riesgo de mortalidad, por lo que el manejo de estos infantes se centra en tranquilizar a los padres y brindarles medidas para monitorear al beb en su hogar. Por lo general, estos niños no requieren un tratamiento específico y el enfoque principal es la observación, la prevención de factores de riesgo y el seguimiento con su pediatra. é

Es importante reconocer el impacto emocional que pueden tener estos episodios en la familia. Los padres que presencian un BRUE suelen experimentar miedo, ansiedad e incertidumbre, especialmente si no reciben una explicación clara de lo ocurrido. Es fundamental que los profesionales de la salud brinden información clara y apoyo emocional a las familias, ayudándoles a comprender que, en la mayoría de los casos, estos eventos no representan un peligro para la salud de su bebé.

Ante un BRUE, el pediatra no solo se enfrenta al desafío de diagnosticar correctamente al infante, sino también de lograr brindarle tranquilidad y apoyo a su familia, asegurándole que, en la mayoría de los casos, estos episodios son benignos y transitorios sin consecuencias graves. Es vital que los padres estén bien informados y sepan cuándo buscar ayuda médica. Los BRUE son un recordatorio de que, aunque la medicina ha avanzado enormemente, todavía hay fenómenos que nos desafían y nos invitan a seguir aprendiendo para así optimizar el cuidado médico.

La doctora Agosto es pediatra y presidenta de la Sociedad Puertorriqueña de Pediatría 2024-2025, y la doctora Badillo es residente del Programa de Residencia en Pediatría General en el Puerto Rico Women and Children’s Hospital.

BrandStudio
Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de Suplementos de GFR Media.

Ups...

Nuestro sitio no es visible desde este navegador.

Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: