El taichí es un arte marcial milenario que otorga múltiples beneficios para la salud
El taichí es un arte marcial milenario que otorga múltiples beneficios para la salud
El taichí es un arte marcial con aplicaciones terapéuticas, originario del imperio chino. Y sus prácticas están relacionadas con alcanzar mayor equilibrio físico y psíquico. Es, probablemente, el arte marcial más buscado para beneficiar la salud, porque ayuda a combatir enfermedades crónicas y a reducir la ansiedad y el estrés.
“El taichí se conoce como una ciencia milenaria, dentro de la disciplina de lo que es el trabajo con el cuerpo físico. El taichí se destaca como un ejercicio pasivo. O sea, que no haces una fuerza muscular, sino que haces una fuerza interna, una fuerza que va de adentro hacia afuera, que trabaja con tus órganos y tus sistemas internos, provocando que una fuerza se distribuya a través de todo el cuerpo, que se llama la energía Chi”, explicó Ángel Rivera Díaz, reverendo en yoga.
Cuando Rivera Díaz menciona la energía Chi, hace referencia a que todos los elementos que conforman la naturaleza están estructurados en función de esta energía y sus diferentes combinaciones. El campo de actuación de la energía Chi es muy amplio. Por eso, la tradición china lo clasificó mediante tres categorías: cielo, tierra y hombre. El Chi celeste se asocia a los fenómenos atmosféricos y climatológicos, los cuales están directamente relacionados con el Chi terrestre. Por ejemplo, sin lluvia se secarían las plantas y con el Chi humano que, a su vez, estaría influenciado por los otros dos.
“La energía Chi es la energía universal. Es lo que nos mantiene con vida. Aquello que llamamos vida es la energía Chi. Es la energía que emana principalmente de nuestro astro sol. Es la que respiramos a través del aire”, mencionó Rivera Díaz.
Por lo tanto, toda persona, animal o planta posee su propia energía Chi, que tiende a estar en equilibrio. Y cuando está en desequilibrio, se manifiestan los problemas de salud y las enfermedades.
“El taichí ayuda a desbloquear los canales por donde fluye la energía en el cuerpo. Ayuda a desbloquear los diferentes órganos del cuerpo y los diferentes sistemas del cuerpo. Por el trabajo, estrés, enfermedad o por la condición que sea surgen estancamientos del movimiento de la energía. Y cuando surge el estancamiento del movimiento de la energía, aparecen las enfermedades”, expresó Rivera Díaz, quien es profesor de taichí en la Escuela Superior de Yoga de la Asociación Internacional de Profesores de Yoga, Capítulo de Puerto Rico , en San Juan.
Esta escuela, adscrita a la Asociación Internacional de Profesores de Yoga (IYTA, por sus siglas en inglés), ofrece formación en la enseñanza de yoga como una filosofía de vida que aporte a un buen trato tanto individual como colectivo.
Para ejemplificar cómo la energía circula por el cuerpo humano, Rivera Díaz realizó una comparación del cuerpo y la corriente del río.
“Es como el río que está fluyendo constantemente. La corriente del río, mientras el agua está corriendo, toda la vegetación a la orilla del río reverdece y aparecen flores nuevas todos los días. Pero, cuando el agua del río se estanca, aparecen entonces los gusarapos, las moscas y la vegetación se seca. Lo mismo sucede con la energía en el cuerpo humano. A la vez que hay un estancamiento de energía, se empiezan a afectar los diferentes órganos. Y cuando se afecta un órgano, el otro órgano busca recompensar. Ahí, es que aparece entonces la enfermedad”, sostuvo el reverendo de yoga.
Los movimientos de esta práctica se realizan de forma suave y lenta, y en coordinación con la respiración.
“Es como la melodía y la canción. La respiración es suave siempre tiene que ir en armonía con el movimiento”, dijo Rivera Díaz.
En cambio, la respiración debe ser lenta, controlada y consciente en todo momento.
“Es como una danza. Hacer una danza en el espacio y el tiempo. Pero, la música de esa danza, la llevo yo por dentro, que la coordino con la respiración y el movimiento. De la misma forma que toco la guitarra y el piano: toco la melodía y la voy cantando a la vez”, mencionó Rivera Díaz.
Durante el tiempo que el taichí se lleva practicando, se ha demostrado que este ejercicio supone beneficios para el equilibrio, la fuerza, la flexibilidad y la resistencia muscular, así como para la salud mental de las personas.
“Hoy en día se habla mucho de mindfulness, pero el taichí siempre ha trabajado con la mente completa. Siempre ha sido un ejercicio de salud mental. Tú tienes que tener la mente concentrada en lo que estás haciendo. Tienes que tener la mente concentrada en el movimiento del cuerpo y en el movimiento de la respiración, y esa concentración produce un progreso en los hemisferios del cerebro para establecer el balance que necesita el ser humano para aumentar la inteligencia y la relajación”, explicó Rivera Díaz.
El taichí no solo supone una multitud de ventajas en los sistemas y partes del cuerpo que habitualmente pueden mejorar con otros ejercicios, sino que también impacta positivamente a la circulación de la sangre, la tensión arterial, la digestión y el sistema nervioso.
“En el cuerpo, el beneficio es en todo: en la circulación de la sangre, el sistema de la glándulas endocrinas, porque le da movimiento a la energía. Por lo tanto, produce una mejor circulación sanguínea. Los vasos sanguíneos se dilatan. El sistema linfático corre libremente. Ahí, se liberan las articulaciones, los dolores de la artritis, los dolores en las diferentes vértebras. El sistema nervioso también se alínea, establece un balance”, abundó Rivera Díaz.
Existen dos modalidades principales de taichí: el Yang y el Chen. A la hora de elegir uno o el otro, hay que tener presente, principalmente, la condición física que se posee. Ambas constan de diferentes ejercicios básicos.
“El Yang es un ejercicio mucho más suave. En donde se busca la armonía de la respiración y la del cuerpo. Y crear una armonía en el ambiente que te rodea de belleza y cultura de tu cuerpo. El Chen es un poco más dinámico. A veces, se utilizan palos, espadas y es otro tipo de ejercicio. Se trabaja más con la parte muscular”, especificó Rivera Díaz.
De igual forma, recomendó que el taichí se practique todos los días y, de no ser posible practicarlo todos los días, por lo menos, tres veces a la semana. En cuanto a la duración, mencionó que el ejercicio debe durar 30 minutos a una hora. En la mañana, cuando está saliendo el sol, es el momento más adecuado para realizarlo.
En cuanto a cómo las personas pueden conocer qué modalidad de taichí se ajusta más a ellas, Rivera Díaz comentó que “todo depende”.
“Cada ser humano piensa diferente y siente diferente. Hay personas que los ejercicios pasivos no les atraen, porque los encuentran muy lentos y muy suaves. Entonces, les gustan más otros tipos de ejercicio un poco más activos. O sea, que eso depende de qué sensibilidad tiene el ser humano. Si la sensibilidad es por aquello suave, calmado o la sensibilidad es por aquello que viene explosivo”.
Asimismo, el profesor aseguró que la filosofía del taichí debe ir acompañada de la práctica.
“Cualquier cosa que decidas estudiar, cualquier estilo de gimnasia, yoga o de lo que sea, necesitas conocer la filosofía que hay detrás. Si no conoces la filosofía, en un momento dado, te vas a cansar, lo vas a dejar y te vas a aburrir. Lo que da la firmeza de continuar hacia adelante es conocer la filosofía que hay detrás de cada movimiento que se hace. Eso aplica a todo en la vida”, apuntó el maestro.
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