En un “stroke” isquémico, cada minuto se pierden dos millones de neuronas
En un “stroke” isquémico, cada minuto se pierden dos millones de neuronas
Los avances tecnológicos han permitido ampliar la cantidad de horas en las que se pueden hacer ciertas intervenciones para salvar vidas cuando ocurre un evento cerebrovascular, no obstante, continúa como prioridad que la persona acuda al hospital tan pronto experimente los síntomas.
El neurólogo vascular y codirector de la Unidad de Stroke del Hospital Menonita Caguas, doctor Julio C. Rodríguez Colón, explicó que “el tiempo es cerebro” y que, en un stroke isquémico, cada minuto se pierden dos millones de neuronas.
“Son neuronas que el paciente va a perder para siempre”, puntualizó. Esto, porque, “al generarse un ataque cerebrovascular isquémico, se interrumpe la cantidad de oxígeno que reciben las arterias del cerebro, por lo tanto, hay un territorio vascular que deja de recibir oxigenación y, si no se hace nada, este tejido muere”, explicó el neurólogo, quien agregó que, cuando el ataque cerebrovascular es hemorrágico, en vez de taparse, se rompe la arteria y empieza a derramar sangre dentro del cerebro.
Aunque, típicamente, la población le suele llamar derrame a todos los strokes, cabe señalar que los derrames son los eventos hemorrágicos. Mientras que, los eventos isquémicos son cuando se tapan las arterias y son muchos más comunes que los hemorrágicos. “En una proporción de 80 a 20, solo el 20 % [de los strokes] son hemorrágicos”, sostuvo Rodríguez.
Dentro de las alternativas actuales, se realiza un estudio —conocido como CT Scan de percusión—, que utiliza un sistema de inteligencia artificial (Rapid AI). Este sistema ayuda a identificar si es un evento isquémico o hemorrágico y calcula cuánto cerebro se puede rescatar con una intervención. “Si hay una cantidad de cerebro razonable para rescatar, después de esas cuatro horas y media, hay otra ventana de intervención de hasta 24 horas con una trombectomía mecánica”, explicó.
Por lo general, el neurocirujano endovascular coloca un catéter en la pierna para acceder al cerebro y tratar de extraer el coágulo. “Así, vencemos esas cuatro horas y media, y las alargamos”, manifestó el neurólogo vascular. Sin embargo, enfatizó que no todos los pacientes son candidatos; solo lo son los pacientes con coágulos en las arterias grandes del cerebro y que cumplen con el requisito de tener un tejido que se puede salvar.
Si el evento es isquémico y el paciente está dentro de cuatro horas y media, y no tiene contraindicaciones, se administra el trombolítico —un medicamento que pudiera romper un coágulo. “Esas cuatro horas y media son para determinar si el paciente es candidato para el trombolítico o no. Si es candidato, se administra rápido, pero el código no termina hasta que se hacen los estudios adicionales para saber si tiene una arteria tapada y si tiene suficiente tejido para salvar. Si el paciente no mejora y tiene la arteria tapada, se pasa a la sala de operaciones. Con cualquiera de las dos intervenciones, el paciente puede presentar una mejoría dramática en sus síntomas”, aseveró. Esto, porque, una vez se destapa el coágulo, el cerebro comienza a recibir sangre y trata de normalizarse lo más rápido posible.
“Esta tecnología ha sido un cambio revolucionario en el stroke y está en su mejor momento. Siempre se ha pensado que no se puede hacer nada por un stroke, pero, no es cierto; tenemos estrategias para ayudar a más personas; lo que no queremos es que el paciente se quede en la casa, esperando a ver si mejora. Si le comienza el adormecimiento y se queda en la casa, se pierde tiempo valioso para salvar tejido y poder ofrecer los avances disponibles. Necesitamos que llegue a tiempo a recibir ayuda”, requirió.
Los ataques cerebrovasculares son la causa número uno de incapacidad después de los 50 años y la presión alta es la causa principal, tanto en el isquémico como en el hemorrágico. A tales efectos, el llamado preventivo de Rodríguez es a atacar los factores de riesgo, entre los que mencionó: presión alta, diabetes, obesidad, comer saludable (la Asociación Americana del Corazón recomienda la dieta mediterránea) y hacer ejercicio. “Sabemos los factores de riesgo, por lo tanto, muchos de estos eventos son prevenibles y no ocurren por accidente. Al atacar los factores de riesgo cerebrovascular estás, además, previniendo potencialmente una condición cardiovascular”, confirmó.
Mencionó como vital el anotar la última hora que el paciente estaba bien. “El familiar debe anotar esa hora, porque el reloj comienza a contar a partir de ese momento”, puntualizó.
La Asociación Americana del Corazón utiliza el acrónimo FAST (Face, Arm, Speech y Time) para ilustrarle a los pacientes y al público general cómo se pueden identificar los síntomas. De acuerdo con el neurólogo vascular, las personas pueden experimentar los siguientes cambios:
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