

La diabetes y las enfermedades de tiroides son dos de las condiciones endocrinológicas más comunes en Puerto Rico.
En la isla, se estima que un 20 % de la población padece de algún trastorno de tiroides. Igualmente, en el 2019 se estimó que 16.7 % de los adultos de la población de Puerto Rico padecen de diabetes.
La diabetes y el hipotiroidismo son, probablemente, las condiciones más comunes que coexisten en nuestros pacientes adultos, aumentando su frecuencia con la edad y con mayor prevalencia en las mujeres.
Estudios han demostrado que pacientes con prediabetes, diabetes o el síndrome metabólico están a más alto riesgo de desarrollar enfermedad de tiroides. También, las enfermedades de tiroides aumentan el riesgo de desarrollar síndrome metabólico o diabetes tipo 2.
Cuando las enfermedades de tiroides afectan a los pacientes con diabetes, el control glicémico se puede ver afectado y el manejo es más complicado.
La hormona tiroidea regula el metabolismo y ayuda al cuerpo a utilizar energía para que los órganos funcionen normalmente. A base de estas funciones, controla la producción de insulina. Las enfermedades de tiroides interfieren con el metabolismo y pueden causar alteración en la producción de insulina y el metabolismo de la glucosa en el cuerpo.
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune y los pacientes con esta condición están en alto riesgo de desarrollar otras enfermedades autoinmunes. La Asociación Americana de Diabetes estima que 25 % de los niños diagnosticados con diabetes tipo 1 presentan anticuerpos antitiroideos. La tiroiditis de Hashimoto es la enfermedad autoinmune de tiroides más común que se presenta en esta población de pacientes.
La diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica y multifactorial que resulta cuando el cuerpo no es capaz de convertir la glucosa en energía y esta se mantiene en niveles altos en la sangre. Esto puede resultar por varios factores, incluyendo resistencia a la insulina, obesidad, vida sedentaria y factores genéticos. Aunque los estudios han demostrado una asociación entre prediabetes, diabetes tipo 2 y enfermedad de tiroides, la causa de esta relación es incierta.
El hipotiroidismo resulta cuando la glándula tiroides no es capaz de producir suficiente hormona tiroidea para mantener al cuerpo funcionando de manera normal. Cuando se disminuyen los niveles de hormona de tiroides, también ocurre una reducción de la secreción de insulina, en respuesta a la glucosa por las células beta del páncreas. También se ha reportado una menor sensibilidad a la insulina en pacientes con hipotiroidismo. Estudios han demostrado que los niveles bajos de hormona de tiroides pueden resultar en hipoglucemia (niveles bajos de azúcar), ya que la insulina que producimos o es administrada como tratamiento se procesa más lentamente y la capacidad del cuerpo de utilizar la glucosa almacenada también se ve afectada.
Por el contrario, el hipertiroidismo ocurre cuando la glándula tiroides está hiperactiva y produce exceso de hormonas tiroideas. En estos pacientes, el metabolismo está acelerado y se ha observado que producen más insulina y el cuerpo la elimina de manera más rápida. A la misma vez, desarrollan problemas en el metabolismo de la glucosa y la resistencia a la insulina que resulta en hiperglucemia o niveles altos de glucosa en la sangre.
Es importante reconocer la relación entre la diabetes y las enfermedades de tiroides para entender la importancia del manejo de las condiciones y cómo podemos disminuir el riesgo de complicaciones. Para los pacientes que ya posean uno de los diagnósticos, control y manejo de peso es la estrategia más efectiva para prevenir el desarrollo de la otra condición.
En pacientes con diabetes tipo 2, mantener la glucosa en el nivel recomendado reduce el riesgo de desarrollar enfermedad de tiroides. Del mismo modo, es importante el manejo de las enfermedades de tiroides para controlar la glucosa y disminuir el riesgo de progresión a la diabetes. La Asociación Americana de Diabetes recomienda que, en los pacientes con diabetes tipo 1, se debe considerar hacer un cernimiento de enfermedad de tiroides con la prueba de TSH al momento del diagnóstico y repetir cada uno a dos años, dependiendo si los niveles de anticuerpos antitiroideos están elevados o presentan con signos o síntomas.
No existe un consenso en la frecuencia de cernimiento en pacientes de diabetes tipo 2, pero se debe tomar en consideración otros factores de riesgo al igual que signos y síntomas que sugieran un trastorno en las hormonas tiroideas.
La autora es especialista en endocrinología, diabetes y metabolismo con práctica en “Pro-Health Clinical Services” en Bayamón, Puerto Rico. Para información, llama al 787-269-6590.
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