Descubre cómo está afectando la salud cardiovascular de los jóvenes adultos y qué puedes hacer al respecto
En Puerto Rico, las enfermedades cardiovasculares crónicas suelen ser más comunes en los adultos mayores. Sin embargo, médicos internistas y cardiólogos en entrenamiento, como la doctora Isabel Rodríguez, el doctor Héctor Sepúlveda y el doctor Juan Vázquez, han notado un preocupante aumento de pacientes jóvenes, de entre 18 y 35 años, que acuden a sus clínicas con síntomas relacionados con problemas cardiovasculares.
“Vemos pacientes jóvenes con síntomas como presión alta, palpitaciones, dolor de pecho, mareos, falta de aire o problemas de visión”, contó el doctor Vázquez, quien es fellow de Cardiología en el Hospital de Veteranos de Puerto Rico. También como fellows, la doctora Rodríguez ha observado este patrón desde el Centro Médico Episcopal San Lucas, en Ponce; y el doctor Vázquez, desde el Hospital Universitario de Adultos, en San Juan.
Estos profesionales forman parte de la junta directiva de la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología y están en una posición ideal —como pares de sus pacientes— para abordar una cuestión de salud actual: el impacto del estrés en la salud cardiovascular en los jóvenes adultos del país. Al comprender y manejar esta problemática en el presente, es posible prevenir el desarrollo de condiciones cardiovasculares crónicas más tarde en la vida, coincidieron todos.
Según el doctor Vázquez, es importante contextualizar la etapa de vida en la que se encuentran los pacientes jóvenes.
“Los jóvenes experimentan una serie de cambios significativos en sus vidas: se gradúan de la escuela superior o persiguen estudios de posgrado con mayores demandas. Quizás entran por primera vez al campo laboral o tienen problemas en sus trabajos. Se mudan solos y se enfrentan a nuevas responsabilidades financieras. También toman decisiones sobre tener o no una pareja, mientras lidian con relaciones que se desintegran o se solidifican, ya sea entre amistades o la familia. Este conjunto de cambios crea una buena receta para la generación de factores estresantes”, apuntó el galeno.
Entonces, ¿cómo enfrentamos estos factores estresantes? Lo primero que subrayó la doctora Rodríguez es reconocer que el estrés psicosocial es algo real y no percibido, y que está evidenciado que tiene el potencial de impactar la salud física de una persona.
“El estrés psicosocial es un insulto a nuestra condición cardiovascular. Muchas personas no lo reconocen como una amenaza a nuestra salud, al igual que reconocen la diabetes o el abuso de sustancias”, indicó.
La cardióloga en entrenamiento contó que, a diario, se encuentra con casos de adultos jóvenes que, según los estudios, no se espera que sufran de condiciones cardiovasculares a una edad temprana. Normalmente, los infartos, el fallo cardíaco o las arritmias se presentan entre los 50 y 60 años.
Está científicamente comprobado que el estrés es una respuesta natural y normal de nuestro cuerpo diseñada para protegernos y prepararnos para hacer frente a situaciones de peligro. Sin embargo, de acuerdo con el doctor Sepúlveda, el problema surge cuando este mecanismo de estrés se mantiene activado constantemente.
Nuestro sistema nervioso actúa en nuestro cuerpo, a través de un sistema de hormonas, principalmente la adrenalina y el cortisol. Estas hormonas aumentan la presión sanguínea, el ritmo cardíaco y la concentración de azúcar en el cuerpo, permitiéndonos pensar con mayor claridad en situaciones de peligro, explicó el galeno.
“Sin embargo, si esta respuesta se activa constantemente, a largo plazo, puede causar un daño considerable en los vasos sanguíneos, las arterias y los riñones, entre otros órganos. Además, puede contribuir al desarrollo de enfermedades cardíacas relacionadas con el estrés”, aseveró el doctor Sepúlveda.
Los tres cardiólogos en entrenamiento coincidieron en que, una vez descartada una condición urgente, antes de recurrir a la terapia farmacológica, la clave para los jóvenes adultos que experimentan síntomas cardiovasculares relacionados con el estrés es emplear técnicas comprobadas para manejarlo.
1. Protégete del estrés psicosocial: “Reconoce la raíz de ese estrés y establece límites para tener control sobre tu entorno. Establece metas realistas en el trabajo y las relaciones interpersonales, ya que esto forma parte de la terapia. Puedo ayudarte a manejar la presión arterial y la diabetes con medicamentos, pero cuando asumes un papel activo en tu bienestar, los resultados son notables”, recomendó la doctora Rodríguez. Además, sugirió crear un grupo de apoyo con la ayuda de un psicólogo y un sistema sólido de soporte como amistades o familiares.
2. Dale prioridad a tu sueño: “Es fundamental mantener una buena higiene del sueño, durmiendo de seis a ocho horas todas las noches. Si planeas acostarte a las 10:00 p.m., es recomendable evitar el uso de dispositivos móviles o televisores a partir de las 8:30 p.m. Además, es importante asegurarse de que la habitación esté fresca y sin luces brillantes. La melatonina, una hormona natural que ayuda a regular el sueño, disminuye su producción cuando estamos expuestos a estos estímulos”, mencionó el doctor Vázquez.
3. El ejercicio es la mejor medicina contra el estrés: “El ejercicio es fundamental para combatir las respuestas adversas al estrés. Dedica al menos 150 minutos a la semana para el ejercicio, y puedes distribuirlo según tu disponibilidad. Utiliza un podómetro para establecer una meta de 10,000 pasos al día”, aconsejó el doctor Sepúlveda.
4. Meditar es mejor que automedicarse: “Muchas personas recurren al alcohol, al cigarrillo o a las drogas ilícitas como una forma de manejar el estrés, pero somos plenamente conscientes de los graves daños que causan a nuestro sistema cardiovascular. Es mejor practicar la meditación y dedicar de cinco a diez minutos a enfocarse en la respiración y el entorno, observando las emociones sin juzgarlas y dejándolas ir. Esta práctica ayuda a disolver la tensión y la preocupación, permitiéndote lidiar de manera más efectiva con el día a día”, compartió el doctor Vázquez.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
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