La inmunización durante el embarazo también podría ser fundamental para los recién nacidos.
La inmunización durante el embarazo también podría ser fundamental para los recién nacidos.
Al inicio de la pandemia por el COVID-19, las personas que estaban embarazadas se enfrentaron a una realidad sin la información más certera para continuar cuidando de su gestación como hasta ese momento lo habían hecho. El mayor temor era que formaran parte del renombrado grupo de riesgo, sospecha que más tarde se confirmó.
Por tanto, la vacuna- así como para el resto de la población- es el mecanismo disponible más acertado para evitar complicaciones durante y tras el embarazo, así como en los primeros días de vida del recién nacido.
Hace ya varias semanas, el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP, en inglés), respaldado por el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG, en inglés), recomendó que se incluyeran a las personas embarazadas en el grupo prioritario a ser vacunado con dosis producidas por Pfizer-BioNTech y Moderna.
“Se miraron miles de pacientes embarazadas vacunadas hasta finales de enero de 2021 y no se encontró una frecuencia más alta de complicaciones en comparación con las embarazadas no vacunadas. Encontraron un margen de seguridad favorable”, explicó el ginecólogo obstetra y presidente de PROGyn, Nabal Bracero Serrano, sobre los datos recopilados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés).
Por otro lado, recientemente, se han reportado casos de recién nacidos que cuentan con los anticuerpos necesarios para combatir el coronavirus SARS-CoV-2 debido a la inmunización de las personas que les gestaron.
“Si comenzamos a hacerles más pruebas a estos bebés de mamás vacunadas, podríamos encontrar los anticuerpos de forma generalizada, lo que sería superfavorable porque, en la mayoría de los protocolos de inmunización, es bien difícil vacunar a un bebé por debajo de los seis meses. Es decir, esta sería una de las pocas formas disponibles para proteger a este grupo de bebés de cero a seis meses”, sostuvo el también tesorero del distrito cuatro del ACOG.
Asimismo, sobre las personas que están intentando concebir, el especialista destacó que la vacuna no provoca infertilidad.
“Se apoya la decisión de la mujer embarazada de vacunarse como de no vacunarse. Puede que haya pacientes que, cuando miren la balanza de datos conocidos y desconocidos, los riesgos y beneficios, decidan no vacunarse, y eso es entendible”, subrayó Bracero Serrano.
Así como la mayoría de la información que se ha provisto desde el inicio de la emergencia salubrista, las conclusiones sobre si las personas embarazadas les transmiten la COVID-19 a los fetos han variado. Sin embargo, según los CDC, la evidencia actual sugiere que hay poco riesgo de que un recién nacido contraiga la enfermedad mediante su gestante.
“Al principio, pensábamos que el virus podía pasar al bebé a través de la placenta, pero es bien difícil que esto ocurra, pues, dependiendo de cómo se comporte la placenta, evita que el virus se transmita”, indicó Bracero Serrano.
No obstante, se ha observado que las personas gestantes contagiadas con COVID-19 que presentan síntomas tienen mayor probabilidad de desarrollar complicaciones. Esta posibilidad aumenta si el paciente sufre de condiciones crónicas como diabetes o hipertensión.
“Cuando desarrollan sintomatología, tienen más chance de terminar en (la unidad de) intensivo, con ventilación mecánica y pudieran tener más chance de morir”, precisó el obstetra ginecólogo al destacar que esta situación no debe traducirse en priorizar la cesárea por encima del parto vaginal.
A pesar de que no hay un trimestre del embarazo más peligroso que otro para contagiarse con el virus, han observado que pacientes comienzan a presentar sintomatología durante el puerperio debido al gran volumen sanguíneo producto del parto y la extracción de la placenta, y que, a su vez, provoca que se manifiesten problemas cardiorespiratorios de forma repentina, apuntó el también catedrático auxiliar de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Ciencias Médicas.
Por otro lado, aún se está estudiando cómo la COVID-19 incide en partos prematuros o la muerte del feto intrauterinamente.
Aunque el sistema respiratorio de los recién nacidos no dependa de las personas gestantes como sucedía durante el embarazo, si esta persona es COVID-19 positivo, debe seguir estrictas medidas de seguridad para no arriesgar la vida del bebé.
Los CDC recomienda mantener al recién nacido a más de seis pies de distancia tanto como sea posible y utilizar mascarilla cuando este espacio sea menor, así como lavarse las manos antes de sostener o tocar al neonato.
Sobre la lactancia, no hay evidencia que sugiera que el virus se transmita a través de la leche materna, aunque se insta a seguir las recomendaciones ya mencionadas tanto si se amamanta al bebé como si la persona puérpera decide extraerse la leche.
“Si el bebé se contagia durante sus primeros días de vida, se convierte en un paciente de riesgo porque está con un sistema respiratorio todavía débil, inmaduro y que está tratando de echar para adelante”, dijo Bracero Serrano.
Para el especialista, el riesgo de un embarazo y el posparto dependen de que no haya una interrupción durante el cuidado prenatal.
“Lo más importante es que disfruten del embarazo. Esperamos que esto en algún momento pase y que sea un capítulo más en la historia de la medicina para que puedan vivir la gestación con tranquilidad”.
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