

Más de 590,000 personas han sido diagnosticadas con diabetes en Puerto Rico. Sin embargo, la cifra podría ser mayor si se cuentan los que aún desconocen que viven con la enfermedad.
De acuerdo con la Asociación Puertorriqueña de Diabetes (APD), al sumar los casos de diabetes y prediabetes, casi la mitad de la población está en riesgo.
Ante tal problema de salud pública, la APD informa que la educación nutricional es la herramienta fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes y prevenir complicaciones de la enfermedad.
En el foro La comida nos conecta, expertas en nutrición y dietética abordaron cómo la alimentación va más allá de la nutrición, uniéndonos con nuestra cultura, fortaleciendo la mente y el espíritu, y contribuyendo a nuestra salud integral. El evento fue organizado por la APD en colaboración con el Departamento de Agricultura de Puerto Rico.
“Alimentarnos adecuadamente tiene un impacto en cómo nos vamos a sentir a través de todos los años y hay que darle prioridad”, priorizó la doctora Alicia Z. Díaz, presidenta de la Comisión de Alimentos de Puerto Rico y pasada presidenta de la Academia de Nutrición y Dietética, en el foro celebrado en La Placita de Plaza Las Américas.
Explicó que, desde el embarazo, la alimentación de la madre influye en el desarrollo del bebé. Esta importancia continúa en la lactancia y en los primeros años de vida. De hecho, los hábitos alimentarios que se crean en la infancia pueden determinar el estado de salud en la adolescencia y en la adultez.
En Puerto Rico, la cocina y la mesa son puntos de encuentro, sumado a que nuestra gastronomía es una de nuestras expresiones culturales más emblemáticas que une generaciones. Por ello, es fundamental aprender a adaptar los hábitos alimentarios sin perder la esencia de lo que significa compartir una buena comida con sus sabores, olores y texturas únicos.
“Lo que nosotros comemos ahora es la unión de nuestra historia. Nuestra gastronomía es el resultado de la influencia taína, española, africana, china y de otros grupos europeos, lo que ha dado forma a nuestras costumbres alimentarias. Lo importante es preservar aquellas que benefician nuestra salud, como el consumo de productos locales, que no solo son más frescos y nutritivos, sino también más accesibles. Localmente, contamos con alimentos de gran valor nutricional, como las viandas y las frutas tropicales, ricas en antioxidantes y fibra, que ayudan a proteger nuestras células”, explicó la presidenta del Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Puerto Rico, licenciada Carmen Nevárez.
“Todos podemos conectar con los productos del país”, afirmó la directora ejecutiva de la ADP. Las panelistas respaldaron su comentario e instaron a los asistentes a expresar su interés por el consumo de productos locales, destacando que las empresas responden a las preferencias del consumidor. Asimismo, alentaron a apoyar a la nueva generación de jóvenes agricultores y a participar en actividades educativas que fomenten la alimentación saludable, aprender sobre los productos de temporada, la creación de huertos caseros, entre otros.
Ese disfrute que provoca la comida también está vinculado con la memoria y el bienestar. Las panelistas y el público compartieron recuerdos especiales relacionados con la comida, desde el arroz con pollo del vecino de la doctora Díaz hasta las destrezas culinarias de las abuelas materna y paterna del chef Eliezer Rosa, quien también participó en el evento.
Sin embargo, las expertas también señalaron que la relación con la comida pudiera ser compleja. Aunque ciertos alimentos están asociados con el placer y la felicidad, muchas personas los utilizan como escape para calmar la ansiedad, afectando sus hábitos alimentarios y su salud general.
Cada alimento que consume un paciente con diabetes influye en sus niveles de glucosa en sangre, por lo que la planificación de las comidas y la selección de los alimentos son claves para prevenir las complicaciones que pueden llegar con la enfermedad.
En este proceso, el nutricionista juega un rol importante, no solo en la educación y orientación de la población general, sino también en el manejo de enfermedades crónicas como la diabetes.
“El nutricionista-dietista registrado es el único profesional capacitado para diseñar un plan de alimentación adaptado a las necesidades del paciente”, enfatizó la licenciada Michelle Carrillo Russe, de la APD y certificada en diabetes.
El plan de alimentación permite al paciente disfrutar de los alimentos mientras mantiene la diabetes en control. También le ayuda a equilibrar las porciones y hacer los ajustes necesarios en las recetas tradicionales, para que no tenga que renunciar a la riqueza del arte culinario local o internacional por el riesgo de comprometer su bienestar.
Reconociendo que el paciente con diabetes suele frustrarse con las restricciones alimentarias, y en una isla donde la comida se convierte en el centro de una reunión familiar, de amigos o de trabajo, la comunicación bondadosa con el paciente de diabetes es protagónica, sostuvo Padilla.
Así las cosas, la educación, el apoyo emocional y las estrategias adecuadas nos guían al balance: cuidar la salud mientras continuamos disfrutando de “la comida que nos une”.
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