La preparación es y seguirá siendo la mejor alternativa para enfrentar los momentos de dificultad; una lección que jamás debemos olvidar
La preparación es y seguirá siendo la mejor alternativa para enfrentar los momentos de dificultad; una lección que jamás debemos olvidar
El título de este escrito es el del libro más reciente que publiqué, cinco meses después del paso de los huracanes Irma y María por Puerto Rico. Aparte de los tres meses y medio sin luz, no tuve grandes pérdidas en términos materiales, pero todavía seis años más tarde, se me hace difícil leer la dedicatoria del libro en la cual daba mi agradecimiento a aquellos que ayudaron a reconstruir a Puerto Rico... y no puedo hacerlo porque se me hace un taco en la garganta. Si eso me ocurre a mí, no puedo ni imaginarme a aquellos de ustedes que tuvieron pérdidas significativas.
Sí, la llegada de la temporada de huracanes nos activa el estrés postraumático. Es en esos momentos que necesitamos detenernos, respirar y enfocarnos en el momento presente. Recuerden que las emociones no son ni malas ni buenas, sencillamente son. Lo que sea que estemos sintiendo: miedo, ansiedad, coraje o tristeza, es válido. Lo importante es reconocer y manejar esta emoción para que no nos lleve al peor de los escenarios. Sabemos que la ansiedad es hija de vivir en el futuro, en lo que podría suceder. Pero, si ya pasamos por algo tan difícil como fueron la experiencia de María y los temblores, ¿no sería más saludable enfocarnos en lo que aprendimos y cómo eso puede prepararnos más para una posible futura emergencia?
El primer paso sería evaluar qué nos funcionó en la última emergencia y qué no. Eso nos puede ayudar a realizar un plan personal y familiar más realista. Es posible que, durante el huracán, nunca se inundó tu calle, pero sí ocurrió durante una fuerte vaguada reciente. Pues, ya sabes que estás vulnerable y que tienes que prepararte porque cada fenómeno atmosférico es distinto. Este es el momento –si no lo has hecho ya–, de sentarte con tu familia inmediata y hablar, no solamente sobre cómo te sientes, sino también sobre lo que podría ocurrir y cómo lo podrían manejar. Hay ocasiones en que los que están cerca, esa familia que no es de sangre, son nuestros vecinos. Confía en ellos y planifiquen como comunidad. Además, es importante que siempre validemos las emociones de nuestros seres queridos. Aun cuando pueda parecernos que están exagerando, eso es lo que sienten, y, al compartirlo, nos están dejando saber que necesitan de nuestro apoyo, así que necesitamos desarrollar mucha empatía para poder comunicarnos saludablemente.
Aunque sabemos que la vida es cambio y que hay situaciones que siempre van a estar fuera de nuestro control, lo cierto es que la persona que planifica siempre va a vivir con menos ansiedad acerca del futuro. La mayoría de nosotros tomamos algún medicamento, pues, evitemos buscar la nueva orden cuando nos quede una pastilla. Necesitamos anticipar y tratar siempre de tener una cantidad mayor de la que usualmente guardamos, principalmente, en la temporada de huracanes. Aunque, últimamente, no necesitamos una tormenta para que falle el servicio de energía eléctrica, nuestro “almacén” de linternas, baterías y otros artículos debe estar al día. Cada uno de ustedes sabe lo que es importante tener y lo que puede ayudarlos a sentirse mejor preparados.
Y, por último, va a ser esencial desarrollar técnicas de relajación que ayuden a manejar esas emociones drenantes que pueden surgir ante una emergencia. A continuación, les recomiendo algunas:
La autora es motivadora, “coach” de vida y colaboradora de MCS.
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