

En los últimos años, se ha registrado un alza alarmante en el contagio de infecciones de transmisión sexual (ITS), especialmente clamidia, gonorrea y sífilis, que afectan mayormente a la población joven. Esta es razón suficiente para que, durante este mes de abril, cuando se celebra el Mes de Concienciación de las Infecciones de Transmisión Sexual, levantemos la voz de alerta y nos hagamos eco de la importancia de la prevención y de la realización de pruebas entre la población.
Respecto a este aumento, la doctora Heidi Fournier González, internista y especialista de enfermedades infecciosas, afirmó que es “verdaderamente preocupante” el incremento de este tipo de enfermedades.
“Según los datos más recientes del Departamento de Salud de Puerto Rico (2023 y 2024) y de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), hemos tenido un alza significativa en casos de clamidia, gonorrea y sífilis, siendo la clamidia la más reportada en la isla, con más de 9 mil casos anuales. También, vimos un aumento de un 20 % en los casos de gonorrea comparado con el año anterior”, dijo.
“En el caso de la sífilis, tanto primaria como secundaria, se ha mostrado una tendencia ascendente con mayor prevalencia entre hombres jóvenes de 20 a 34 años. En cuanto al VIH (virus de inmunodeficiencia humana), esta enfermedad continúa siendo una preocupación importante, con más de 500 casos nuevos diagnosticados al año”, expuso la doctora Fournier.
La principal vía de transmisión de las ITS se da a través del contacto sexual sin protección, ya sea vaginal, anal u oral; también ocurre por contacto con sangre infectada, por compartir jeringuillas y, en menor caso, a causa de transmisión vertical, es decir, de la madre al hijo durante el embarazo o en el mismo parto.
Según especificó la doctora Fournier, la sífilis, la clamidia y la gonorrea son enfermedades que tienen cura; en cambio, el VIH no, por lo que es necesario tratarlo de por vida. La clamidia y la gonorrea son producidas por bacterias, se dan por transmisión de secreciones, vaginales o anogenitales, y existen antibióticos específicos para tratarlas.
En cuanto a la gonorrea, “en Puerto Rico aún no se están reportando casos resistentes a todos los antibióticos [como] a nivel mundial. La gonorrea puede producir infección anogenital, pero también puede pasar a la sangre y afectar las articulaciones. [Es decir,] podemos tener una infección diseminada más seria, con más repercusiones y con una alta resistencia, por lo que se hace más difícil de tratar. Si fuera resistente a los pocos antibióticos [disponibles], no podríamos curarla”, advirtió la experta.
La sífilis es un tipo de bacteria diferente; es una espiroqueta [que se transmite] por transmisión sexual o transmisión vertical [en el parto].
“Esta es un poco más fácil porque se trata con penicilina. Si es primaria, con una sola dosis intramuscular ya trataríamos la enfermedad. Si la gente supiera, iría más rápido. Si es sífilis secundaria (que ya pasó a otros tejidos, salió del área localizada anogenital y puede afectar los ojos, el cerebro o dañar los vasos sanguíneos), es una enfermedad con más complicaciones porque afecta otros tejidos; incluso, puede llegar al sistema nervioso central y causar daños irreversibles. También se trata con penicilina, pero por un tiempo más prolongado”, señaló la internista.
Asimismo, el VIH se transmite por la sangre o por secreciones, pero es por un virus, lo que, según la doctora, “la hace más difícil de tratar”.
“Pero, ahora tenemos una variedad de antirretrovirales mucho más amplia. Incluso, ya tenemos antirretrovirales inyectables: el paciente se pone la inyección y se olvidó de [tomar] medicamentos [por uno o dos meses]. No estamos hablando de un VIH de los años 80 y 90, donde era bien limitada la terapia. Además, tenemos tratamientos de preexposición (PrEP) y posexposición (PEP) para el VIH. Cabe recalcar que este tratamiento de VIH es de por vida porque la enfermedad no tiene cura”, advirtió.
Entre las ITS está el virus del papiloma humano (VPH), que también es el causante de las verrugas genitales. Afortunadamente, existe una vacuna contra los tipos de VPH que causan la mayoría de los casos de cáncer cervical, así como cánceres de vagina, vulva, pene, ano y garganta.
“La vacuna se está utilizando en la población juvenil, por lo que podemos prevenir el VPH, pero, una vez que lo tenemos, no tiene cura. Las lesiones se pueden tratar y se pueden remover, pero no podemos curar la infección”, indicó la doctora.
La gente dice: “yo lo uso a veces”, pues ya estamos fallando. Tiene que ser un uso constante y correcto. Si lo usan, pero no correctamente, disminuye esa protección.
Se recomienda que esta población joven, personas activas sexualmente, personas con múltiples parejas y trabajadores sexuales se realicen pruebas regulares de detección al menos una al año porque, aunque tal vez no se pueda identificar al momento de la infección aguda, tenemos un tiempo en el que podemos mirar hacia atrás y ver con quién se tuvo contacto sexual.
Esto debe ir de la mano con nuestra política de educación social. Necesitamos hablar para que los adolescentes, que son una de las poblaciones que está en más riesgo, no solo por su proceso hormonal y exposición, sino también por la madurez, conozcan los riesgos de esta enfermedad y cómo los puede afectar.
La población puede tener conocimiento del tema, pero si no se siente cómoda al buscar un servicio de salud; si siente que se le va a juzgar, no va a buscar el servicio, aunque sepa que está en riesgo. Si bien las personas están conscientes de que están en riesgo, tienen miedo de lo que piensen de ellas. Debemos tener una conversación más abierta con ánimos de educar y no juzgar.
Según la doctora, la educación en cuanto a estas opciones no se ha explotado al máximo por miedo, en parte, a que sean mal utilizadas. La profilaxis preexposición (PrEP) y la profilaxis posexposición (PEP) son medicamentos que ayudan a prevenir la infección por VIH.
La PrEP se utiliza diariamente para protegerse del VIH y es para aquellas personas que tienen un riesgo continuo de contraer el VIH. Sus efectos secundarios incluyen náuseas, diarreas, dolores de cabeza, mareos, depresión e insomnio.
La PEP se debe tomar dentro de las 72 horas posteriores a una posible exposición al VIH por un periodo de 28 días y debe utilizarse estrictamente en casos de emergencia, pero no es para uso regular.
La especialista agregó que, cuando identificas ese riesgo, la vacuna es un recurso excelente, pero no debe ser la primera opción. “No se puede pensar desde el punto de vista de por qué evitar el riesgo de infección de otras formas, si tengo algo que tomar antes de acostarme con esta persona que tiene VIH. No debe ser la primera opción. Es un recurso si ocurre la emergencia, pero tienes que tomar todas las medidas de prevención y esa es la última opción”, advirtió.
En Puerto Rico, el Departamento de Salud, los municipios y las organizaciones sin fines de lucro brindan ayuda para que las personas puedan orientarse, educarse y hacerse las pruebas o recibir servicios a bajo o ningún costo.
Puedes acudir al Centro Ararat, al centro Coaí (Ponce, Caguas y Mayagüez) o a las clínicas de salud sexual de los municipios. “Para saber a dónde puedes ir, accede a www.salud.gov.pr. También existen diversos programas que les pueden asistir”, mencionó la doctora Fournier.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
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