No puedes pasar por alto cualquier señal de tener mucha sed o un evento de vómito que represente una disminución temporal de agua en el organismo
No puedes pasar por alto cualquier señal de tener mucha sed o un evento de vómito que represente una disminución temporal de agua en el organismo
Todas las personas podrían experimentar episodios de deshidratación en algún momento de sus vidas, sin mayores problemas para su salud. Sin embargo, quienes enfrentan un diagnóstico de diabetes podrían tener serias consecuencias en sus órganos, ante la falta de líquido en el cuerpo.
La diabetes es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por niveles elevados de glucosa en lasangre (o azúcar en la sangre), define la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Precisamente, el nivel de azúcar aumenta notablemente con la deshidratación, lo que afectaría el funcionamiento del cuerpo. Por tanto, las personas diabéticas no pueden pasar por alto cualquier señal de tener mucha sed, cansancio o un evento de vómito que represente una disminución temporal de agua en el organismo.
“Los diabéticos se deshidratan cuando entran a tener problemas con el azúcar. Los niveles de glucosa elevada promueven que el cuerpo produzca cetonas. Cuando las cetonas se acumulan en la sangre, producen síntomas de náusea y pueden provocar que las personas vomiten. Tener el azúcar en más de 200 [mg/dL] promueve las cetonas”, explicó el endocrinólogo Luis Font Aponte.
La recomendación es beber agua para “limpiar” el organismo. No obstante, si la persona tuvo vómitos, debe tomar agua en cantidades pequeñas hasta que el cuerpo empiece a tolerarla.
“Uno trata de limpiar esas cetonas con agua, pero no se puede ir muy rápido, sino [tomando] sorbos cada cinco a diez segundos por hora. Luego, te mueves a tomar dos o tres onzas cada 10 a 15 minutos. Si se tolera, la cetona va desapareciendo”, indicó el médico del hospital Auxilio Mutuo.
Si la persona no tolera beber agua de manera gradual, la recomendación es visitar una sala de emergencias para recibir asistencia médica para la hidratación por medio de las venas. El doctor dijo que los pacientes con diabetes, por lo general, reciben un entrenamiento para medir la cantidad de cetonas en la orina y así evitar las visitas a la sala de emergencias.
“Se les enseña cómo ver la cetona en la orina y si tienen la necesidad de hidratarse”, explicó, al referirse a las pruebas de cetonas, que se adquieren sin receta, para verificar la orina, sobre todo cuando la persona diabética está enferma o su nivel de azúcar en la sangre es mayor de 200 mg/dL. Si el nivel de cetonas es alto o moderado, debe comunicarse con su médico.
El profesional de la salud señaló que, en muchos casos, con la hidratación y con medicamentos para detener los vómitos, la persona puede solucionar ese aumento que tuvo de cetonas, y puede comenzar a integrar alimentos a su dieta diaria para volver a su normalidad. No obstante, en otras instancias, los pacientes tienen que ser monitoreados para evitar que les dé cetoacidosis diabética.
“Una azúcar mayor de 200 promueve las cetonas, y si se acumulan, cambian el pH de la sangre. Cuando cambia el pH, te puede dar cetoacidosis, que es bien peligroso porque se pueden afectar otros órganos porque la sangre está más ácida. Por eso, es importante velar que si ese paciente no toleró el agua gradual; hay que verificar el nivel de pH”, indicó.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en ingés) establecen que la “cetoacidosis diabética ocurre cuando el cuerpo no tiene suficiente insulina para permitir que el azúcar en la sangre ingrese a las células para usarlo como energía. En su lugar, el hígado descompone grasa para obtener energía, un proceso que produce ácidos llamados cetonas. Cuando demasiadas cetonas se producen excesivamente rápido, pueden acumularse hasta llegar a niveles peligrosos en el cuerpo”.
Por lo general, según los CDC, la cetoacidosis diabética es provocada por los niveles altos de azúcar en la sangre y niveles bajos de insulina, que pueden ocurrir cuando la persona está enferma porque su alimentación se sale de la rutina, o por no inyectarse la insulina que requiere, si es el caso. No obstante, esta deshidratación severa también puede ser causada por diuréticos, el consumo de alcohol, un ataque cardíaco o derrame cerebral, detalla la página de los CDC.
Font Aponte mencionó que la cetoacidosis diabética puede ser experimentada por pacientes de diabetes tipo 1 y tipo 2, aunque es más común que esta deshidratación severa se desarrolle en pacientes tipo 1.
Hay tres tipos principales de diabetes, establece en su página la OPS. La diabetes tipo 2 es las más común y representa del 85 al 90% de los casos existentes. Se manifiesta, por lo general, en adultos, cuando el cuerpo se vuelve resistente a la insulina o no produce suficiente insulina. La diabetes tipo 2 suele relacionarse con factores como la obesidad, la falta de actividad física y las dietas con gran contenido de calorías. Por otro lado, la diabetes tipo 1 es una afección en la que el páncreas produce poca o ninguna insulina por sí mismo. También, está la diabetes gestacional, que se presenta durante el embarazo. Según la OPS, se estima que 62 millones de personas en las Américas viven con diabetes tipo 2.
El doctor Font Aponte menciona que las personas diabéticas deben hacerles caso a las señales que envía su organismo.
“Si sientes debilidad, piel seca, lengua seca, mucosa seca, te sientes débil y con mucha sed, toma líquido, pero, si no se soluciona, tienes que empezar a descartar, verificando tus niveles de azúcar y de cetonas”, alertó.
El endocrinólogo recomendó que quienes aún no reciben un diagnóstico de diabetes, pero con frecuencia van a orinar, visiten a su médico primario. Lo anterior es porque, a veces, la pérdida de líquido es la primera señal para las personas que aún no tienen un tratamiento para controlar su diabetes.
Sobre la cantidad de agua para mantener el cuerpo hidratado diariamente, el médico señaló que, aunque puede variar de persona en persona, el promedio son siete u ocho vasos de agua al día. Advirtió que el agua en exceso no es recomendable.
Es importante, además, para prevenir la deshidratación, mantener una dieta balanceada en la que abunden las frutas y los vegetales, pues muchos de ellos contienen porciones de líquido que ayudan a que el cuerpo esté hidratado de manera saludable.
Entre las recomendaciones de los CDC, sobresalen las siguientes:
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