Más allá de los síntomas que frecuentemente se relacionan con la menopausia, ocurren otros de los que no se habla con tanta regularidad
Más allá de los síntomas que frecuentemente se relacionan con la menopausia, ocurren otros de los que no se habla con tanta regularidad
Cada quien vive la menopausia de manera distinta. Habrás conocido a quienes se les presentan muchos de los síntomas y a quienes solo tienen uno o dos que se manifiestan de forma leve, por ejemplo.
A esta realidad le acompaña también otra. Hay unos cuantos síntomas que se asocian popularmente con la menopausia, mientras otros caen en el olvido, ya sea por desconocimiento o porque son considerados inusuales.
De estos, los que más se vinculan a esta transición son los sofocos, los cambios de humor y los sudores nocturnos. La niebla cerebral (confusión, problemas de memoria y poca concentración), la hinchazón y el insomnio tienden a ser mencionados.
Si repasamos el listado de síntomas —que varían de 34 a 48, dependiendo la literatura médica que se revise—, podría decirse que, quizás, los cambios en los sentidos del gusto y el olfato, la sensación de ardor en la boca, los problemas dentales y el hormigueo en las extremidades no son los primeros síntomas que vienen a la mente, si te preguntan qué sabes sobre la menopausia. Asimismo, la alteración del olor corporal podría incluirse en esta última lista.
Al pasar de la perimenopausia a la menopausia, el sentido del olfato puede experimentar cambios e intensificarse, por lo que da la sensación de que el olor que se desprende es desagradable, aun cuando no sea así.
Por otra parte, la reducción de los niveles de estrógeno impacta la respuesta del hipotálamo —encargado de la termorregulación o la capacidad del cuerpo para regular la temperatura— y ocasiona los sofocos. Estos, al igual que los sudores nocturnos y la ansiedad (sudor por estrés), pueden contribuir al olor corporal debido a la descomposición bacteriana del sudor.
“Puede cambiar el olor porque el declive del estrógeno te deja con un nivel de testosterona mayor”, señaló la ginecóloga Loraine Torres García. En este caso, no significa que los niveles de testosterona aumentan, sino que no hay un equilibrio con los niveles de estrógeno.
Igualmente, el clima de Puerto Rico y las altas temperaturas registradas pueden empeorar los sofocos.
“Algunas mujeres se quejan del olor vaginal”, comentó la doctora Torres García.
Durante la menopausia, las infecciones vaginales pueden ser comunes. Por ejemplo, la vaginosis bacteriana produce secreción vaginal, picor y un olor desagradable.
Por otro lado, el síndrome genitourinario en la menopausia —que se refiere a la atrofia vaginal— ocasiona sequedad vaginal, irritación, picazón, micción frecuente e incontinencia urinaria —que puede estar relacionada con un mal olor de orina.
“Las mujeres tienen más probabilidades de sufrir incontinencia urinaria durante y después del embarazo, el parto y la menopausia. Estos acontecimientos y el modo en que está construido el tracto urinario femenino hacen que la incontinencia urinaria sea más frecuente en las mujeres que en los hombres. Aunque la incontinencia urinaria es frecuente, no forma parte de la rutina de ser mujer o envejecer”, informa el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales.
Por otro lado, la trimetilaminuria es una afección metabólica que se produce cuando el cuerpo es incapaz de descomponer ciertos compuestos que contienen nitrógeno como la trimetilamina. Esta se libera en el sudor, la orina, los fluidos reproductivos y la respiración. La trimetilaminuria se caracteriza por un olor a pescado, de acuerdo con el Centro de Información sobre Enfermedades Genéticas y Raras, del Centro Nacional para el Avance de las Ciencias Traslacionales.
“Los científicos sospechan que las hormonas sexuales femeninas como la progesterona y/o el estrógeno, agravan los síntomas. Hay varios informes de que la afección empeora alrededor de la pubertad. En las mujeres, los síntomas pueden empeorar justo antes y durante los períodos menstruales, después de tomar anticonceptivos orales y alrededor de la menopausia”, dice el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano sobre la trimetilaminuria.
Al preguntársele sobre las alternativas que podrían ayudar a manejar el olor corporal durante la menopausia, Torres García mencionó la terapia de reemplazo hormonal, las cremas vaginales de estrógeno, el reemplazo hormonal a base de plantas (pellets) y los lubricantes para tratar la resequedad.
También expresó que la ropa, la ventilación, la alimentación y no fumar son elementos a considerar cuando hablamos de controlar la sudoración.
A su vez, el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento sugiere que lleves contigo un ventilador portátil y evites el alcohol, la comida picante y la cafeína porque empeoran los sofocos.
En relación con la terapia de reemplazo hormonal, la Sociedad de Menopausia (antes conocida como Sociedad Norteamericana de Menopausia) declaró su posición sobre este asunto en un comunicado de prensa en 2022. En este sostuvo que “la terapia hormonal sigue siendo el tratamiento más eficaz para los síntomas vasomotores y el síndrome genitourinario de la menopausia, y se ha demostrado que previene la pérdida de masa ósea y las fracturas”.
A su vez, expuso que “se recomienda la estratificación del riesgo según la edad y el tiempo transcurrido desde la menopausia”.
Consulta con tu especialista sobre los beneficios y los riesgos de esta terapia.
“Siéntete en la confianza de hablar sobre el tema [olor corporal] con el médico para mejorar tu calidad de vida”, sugirió Torres García y resaltó la importancia de reconocer los síntomas desde la perimenopausia.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
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