Lo que debes saber sobre su manejo y opciones de tratamiento
Lo que debes saber sobre su manejo y opciones de tratamiento
La meta de convertir el cáncer de seno metastásico en una enfermedad crónica, al igual que la diabetes, la hipertensión o la enfermedad de tiroides, a través de un tratamiento que controle los síntomas que experimenta el paciente, es el nuevo reto que enfrenta la medicina moderna.
Esto parecería eclipsar la enfermedad, aunque no necesariamente signifique que la persona esté curada, sino que debe continuar en algún tipo de medicamento para mantenerla controlada.
Así lo reveló el hematólogo oncólogo, Sixto Pérez García, quien explicó que el cáncer de seno metastásico es la etapa más avanzada de la enfermedad que se ha extendido a otros órganos del cuerpo como el cerebro, los pulmones, el hígado o los huesos.
“Estos tumores, a pesar de que se originan en nuestras células, en nuestros propios tejidos, ningún tumor se siente parte de nuestro cuerpo. La única meta que tienen es dar un golpe de Estado. La forma de lograr esto en nuestro organismo, es enviar estos emisarios o mensajeros a lugares distantes para que invadan otros órganos. Esa es la seriedad que tiene un cáncer metastásico”, ejemplificó.
Por eso, las terapias en etapas tempranas suelen ser bastante agresivas, según Pérez García, “por si ha quedado algún recibo o semilla de ese cáncer en alguna parte de nuestro organismo”.
“La medicina no es capaz de encontrar una, dos o tres células perdidas en nuestro organismo. No hemos llegado a ese avance en la tecnología. Así que, dependiendo del riesgo al que se enfrenta el paciente, se le dan unas terapias para tratar de que eso no suceda. Ahí estamos hablando de una cura”, manifestó.
“Sin embargo, cuando ya el tumor sale en otros órganos o está metastásico, la meta del tratamiento cambia. Ahí, la medicina, en la gran mayoría de los casos, con ciertas excepciones, no puede decir que puede hacer desaparecer el cáncer como si nunca hubiera existido”, sostuvo.
Es, entonces, que el tratamiento va dirigido a tratar de controlar la enfermedad, “lo más posible”, e intentar convertirla en una enfermedad crónica, según el especialista en hematología oncología.
“El paciente siempre tendrá que usar algún tipo de medicamento para controlarla, pero puede seguir viviendo sin saber siquiera que tiene eso. Es la meta en el cáncer metastásico. Entonces, decimos que la meta es controlar la enfermedad o tratar de evitar que esta enfermedad le dé síntomas al paciente o le afecte sus órganos”, apuntó.
Mientras tanto, el galeno insistió en que la finalidad es “frenar la progresión de la enfermedad”.
“Una vez logramos esto, nos volvemos un poco más ambiciosos y queremos que [la enfermedad] ‘camine’ hacia atrás, bajando el tamaño o número de tumores que tiene el paciente. Si logro esa meta, continuamos los tratamientos hasta tratar de minimizar o desaparecer la enfermedad”, argumentó.
“Cuando estamos hablando de un cáncer metastásico, es lograr reducir la enfermedad a tal punto de que no pueda encontrarse en ningún lugar. Puedo hacer placas y estudios, y no la puedo encontrar. Eso no necesariamente significa que la enfermedad jamás va a regresar”, advirtió.
No obstante, aseguró que “podemos seguir viviendo, pero tenemos que continuar en algún tipo de tratamiento”.
“Debemos estar vigilantes porque sabemos que ya [el cáncer] hizo la primera jugada. Entonces, esas células deben estar escondidas por alguna parte del cuerpo, esperando la oportunidad para volver a surgir”, resaltó.
Pérez García mencionó que los tratamientos contra el cáncer de seno metastásico “se pueden utilizar solos o en combinación”, siendo la radioterapia una de las alternativas utilizadas, principalmente, para aliviar los dolores que ocasiona en el paciente.
“Esto lo usamos cuando el tumor metastásico ha provocado algún tipo de dolor, está provocando algún tipo de molestia, está dañando un órgano que es vital o el paciente necesita aliviar los dolores relativamente rápido, y eso lo alcanzamos mediante la radioterapia”, insistió.
Sin embargo, no se recomienda dar radioterapia en todo el cuerpo, ya que ocasiona efectos secundarios “muy serios o quizá mortales”.
La segunda alternativa es la terapia sistémica; un tratamiento en el que se cubre todo el cuerpo y que, además, “trata lo que veo y lo que no veo”.
“El primer grupo se llama terapia hormonal. Es un tratamiento que va dirigido a las células que responden al estrógeno. Es casi una bala de plata y hemos tenido respuestas buenísimas. Esa línea de tratamiento suele ser la más efectiva y la que menos efectos secundarios le produce al paciente”, puntualizó.
En tanto, hay otro tratamiento no hormonal que se engloba en el grupo de las quimioterapias. Una de estas es la tradicional, “que es la que todo el mundo asocia con la caída del cabello, náuseas, vómitos y bajar los contajes de sangre, que todavía sigue teniendo un rol importantísimo”.
“Otro tipo de quimioterapia se llama terapia dirigida y esto, en la gran mayoría, es mediante pastillas. Es una medicina que se diseña en el laboratorio y funciona como si fuera una cuña que tranca el motor de la célula. Al trancarlo y dañarlo, las células no pueden seguir creciendo ni multiplicándose y mueren porque no pueden llevar a cabo su función”, detalló.
“La tercera terapia dentro de las quimioterapias o terapias sistémicas es la terapia biológica. Hemos encontrado que los tumores de ciertos cánceres, entre estos el de mama, muchas veces, cambian la marca que tienen en su rostro y tienen marcas más anormales que son proteínas que están en la superficie de estas células”, agregó.
De otra parte, la alternativa más reciente contra el cáncer de mama es la inmunoterapia, que se administra a pacientes con diagnóstico de tipo triple negativo.
“Es una terapia hecha a la medida. Pero es importante [conocer] el volumen de enfermedad que tenga [el paciente], cuán agresiva está siendo esta enfermedad, en qué lugares se ha metido: si en el cerebro, el pulmón, el hueso o el hígado. De acuerdo con todos esos datos es que uno diseña el tipo de tratamiento porque lo que queremos es extender la vida y minimizar los síntomas”, insistió.
Para más información, llama al 787-250-7338.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
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