Evelyn Matos Quintana y Gabriel Morales Matos caminaron de la mano para enfrentar el duro trayecto
Evelyn Matos Quintana y Gabriel Morales Matos caminaron de la mano para enfrentar el duro trayecto
Un diagnóstico de cáncer de mama afianzó la relación que, por años, cultivó la educadora Evelyn Matos Quintana con su único hijo, Gabriel Morales Matos, quienes caminaron de la mano para enfrentar el duro trayecto.
Asimismo, abrazaron la música y el arte como complementos al tratamiento médico que, a pesar de sus complejidades, no impidió que la mujer continuara adelante en su rol de directora escolar, sirviendo de inspiración a otros pacientes que también batallan contra la enfermedad.
Fue en 2018 cuando Evelyn recibió una llamada telefónica que la hizo regresar de España a Puerto Rico a consecuencia de los resultados observados en unas pruebas de rutina. Mientras que su hijo Gabriel, hizo lo propio desde Brasil, en donde daba clases durante el verano.
Así comenzó un nuevo recorrido en la historia de estos educadores cuya conexión se acrecentó durante el complicado trayecto, ya que el tumor que afectaba a la fémina era agresivo.
Al recordar los inicios de su lucha contra el cáncer, Matos Quintana, de 58 años, relató: “Me hacía mi mamografía y sonografía todos los años para verano porque tengo tres tías y una prima que han fallecido por cáncer de seno; todas por parte de mi mamá”.
“Del 2017 que no había absolutamente nada [según los exámenes]. En el 2018 ya había un tumor que tenía forma de estrella, con muchos piquitos y ya estaba bastante grande porque era muy agresivo. Precisamente, estaba en España trabajando por dos semanas”, contó la directora del Colegio Santa María del Camino.
“Mi primera preocupación era mi hijo. Ya yo venía con la muerte en mi familia y pensaba en cómo trabajar con esto, aunque siempre he sido una persona bien positiva. Además, siendo directora del Colegio Santa María del Camino pensaba en qué íbamos a hacer porque yo seguí trabajando”, confesó, mientras agregó que recibió quimioterapia, la operaron y también le dieron radioterapia.
Sin embargo, según Evelyn, su hijo fue su piedra angular, porque “estuvo llevándome a las quimioterapias y dándome ánimo; llevando la vida cotidiana chévere y siempre bien pendiente a lo que se necesitara”.
“Para mí, que soy una persona independiente, lo más difícil fue de momento que había cosas que no iba a poder hacer yo sola; ver que, claramente, la vida te cambia. En el trabajo, me acostumbré rápido a la idea de que iba a estar sin pelo. Siempre tuve el pelo rizo largo”, rememoró.
Igualmente, la respaldó cuando optó por rapar su cabello; acción que logró junto a su estilista, quien también formó parte de su historia.
“Yo decidí no usar peluca, pasé todo el proceso en la comunidad escolar con los de prekínder hasta cuarto año; todos ellos viendo. Me preocupaba lo que sus padres pudieran pensar, pero fue un proceso de aprendizaje para todos nosotros”, dijo.
“Las monjas me hicieron una oficina en el primer piso porque no podía subir escaleras y todos los días me hacían caldos para que yo pudiera estar bien. La oficina conectaba con un cuartito, en caso de que necesitara descansar”, agregó.
Incluso, Matos Quintana continuó haciendo obras de teatro musical con Producciones Santa Bernardita, y “seguí cantando con la Tuna de Chavalas”.
“La música y el arte han sido parte fundamental en [esta vivencia]. Sobre todo, mi fe en Dios, porque, sin la fe en Dios, no hubiera podido llegar a ningún lado porque es un proceso duro; físicamente, es duro, aunque uno se fortalece emocionalmente”, admitió.
En cuanto al apoyo de su hijo, apuntó que “ha sido primordial y lo más importante”.
“Saber que él estuvo conmigo en todo momento fue esencial. Nunca me dijo que le daba pena, pero yo sabía que él debía tener pena porque siempre hemos sido afines. Fue primordial que él pudiera estar de la mano conmigo. Para mí fue todo porque sabía que alguien estaba ahí, para mí”, subrayó.
Mientras que Gabriel, de 31 años, detalló que, “la llevaba a las quimioterapias todas las semanas, las citas médicas y cualquier cosa que ella tuviera. Luego de la operación, yo estaba en la casa todo el tiempo”.
El maestro de escuela superior, actualmente completa una maestría Universidad Complutense de Madrid para especializarse en la enseñanza de español como segunda lengua.
Sobre la solidaridad y el acompañamiento a los pacientes de cáncer, expuso que “es importante saber que la persona siempre va a necesitar apoyo; siempre va a necesitar a alguien. Siempre es importante la empatía porque hay mucha incertidumbre; hay momentos en que no sabes lo que va a pasar”.
Por su parte, Evelyn agradeció el respaldo de la organización Susan G. Komen, de la cual señaló que, “representa una ayuda a muchas pacientes y sobrevivientes y, sobre todo, representa el yo poder llevar mensaje de la prevención, de que se puede lograr”.
“A pesar de los dolores; a pesar de todo lo que conlleva un proceso de cáncer, se puede salir de esa tormenta. La vida te cambia, pero estamos vivos. El que ellos me permitan llevar ese mensaje, llevar ese hálito de esperanza, para mí, es lo más importante”, insistió.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
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