Esta recomendación no es muy común y se usa en casos muy específicos para no interrumpir el proceso de inmunidad
Esta recomendación no es muy común y se usa en casos muy específicos para no interrumpir el proceso de inmunidad
En julio, la noticia sobre una segunda dosis de la vacuna contra el COVID-19 a la primera ministra de Alemania, Angela Merkel, levantó inquietudes entre la comunidad general. Merkel recibió una segunda dosis de la vacuna producida por Moderna, distinta a la primera vacuna que recibió, que fabricó Astra-Zeneca Oxford. De igual manera, esta combinación fue avalada por el Comité de Bioética del Gobierno de España, así como por el Ministerio de Salud de Canadá.
Sin embargo, a juicio del doctor Gabriel Martínez, esta práctica del mix and match (combinación de vacunas) se ha realizado en casos muy específicos.
“[La mezcla entre vacunas diferentes] no es una práctica común”, señaló Martínez, especialista en medicina interna y subespecialista en infectología.
“Es una recomendación que las autoridades sanitarias del mundo determinaron, en su momento, para ayudar a aquellos pacientes que recibieron una dosis y tuvieron efectos adversos, como fue el caso de la vacuna desarrollada por la compañía Johnson & Johnson”, explicó el médico, con 26 años de experiencia en este campo.
En abril, la vacuna J&J fue suspendida por una advertencia de posibles reacciones trombóticas, inflamatorias, u otros efectos de origen neuromuscular, en un período de dos semanas después de la inoculación. De acuerdo con datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), la proporción de casos siempre fue muy baja (7 casos por millón) en población mixta de 18 a 49 años, y aún menor en personas mayores de 50 años.
Las vacunas producidas por Pfizer y Moderna fueron utilizadas como segunda dosis en casos muy específicos, comentó Martínez.
“Esa autorización fue emitida porque no se podía interrumpir el efecto de inmunidad que ofrece la vacuna, así que había que buscar alternativas que protegieran al paciente del COVID-19, sin crear otros problemas de salud”, aclaró el especialista.
“No he manejado esos casos directamente, pero el protocolo establecido por el Departamento de Salud y el Departamento de Servicios Humanos de Estados Unidos (DHHS, en inglés) es que se informe sobre la situación. Entonces, es esa entidad la que autoriza el uso de la combinación, después de evaluar la prueba sometida”, apuntó.
En Estados Unidos y sus territorios, los casos de mix and match son la excepción, admitió Martínez. “En los Emiratos Árabes, Corea del Sur, Tailandia, Italia y Canadá esta práctica ya está incluida como parte de sus protocolos [de vacunación]. El asunto medular se desprende de la cadena de distribución: en esos países, a excepción de Canadá y los Emiratos, este proceso es mucho más complicado, así que esa práctica se reserva como alternativa para seguir vacunando a las personas”, explicó Martínez.
“Hay mucha gente que no se quiere vacunar, por la razón que sea, y es una pena que, mientras en otros lugares hay escasez, nosotros tenemos ese privilegio y todavía hay personas que se resisten a la vacuna por creencias falsas, dudas o mitos sobre la vacunación, que ya se han refutado con información basada en evidencia”, añadió el médico.
Para quienes dudan sobre la vacunación por “lo rápido que se aprobó”, Martínez recordó la historia de la pandemia del SARS en 2003.
“Desde ese entonces, ya se realizaban estudios para posibles vacunas, así que, al llegar el COVID-19, ya había mucho trabajo de investigación adelantado”, insistió. “Es importante entender que la vacunación es la alternativa que hay y debemos aprovecharla, sobre todo los jóvenes que están muy expuestos y, por alguna razón, no se están vacunando tanto como se esperaba”, terminó diciendo.
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