La pediatra Carmen Suárez Martínez y el infectólogo Miguel Colón aclaran muchas dudas
La pediatra Carmen Suárez Martínez y el infectólogo Miguel Colón aclaran muchas dudas
Cuando no existían las vacunas, muchas personas murieron a causa del polio o el sarampión, pues, desde que nacemos, estamos expuestos a un sinnúmero de enfermedades. Sin embargo, gracias a las vacunas, hoy podemos prevenir cerca de 16 de ellas, incluyendo la más reciente: el COVID-19.
En miras de resaltar la importancia de obtener las vacunas recomendadas y así continuar protegiendo a las personas de enfermedades graves –como la tos ferina y los cánceres causados por el virus de papiloma humano (VPH)– en agosto se celebra el Mes Nacional de Concientización sobre la Inmunización. Como parte de los esfuerzos de informar, a continuación, respondemos las diez preguntas más comunes sobre la inmunización:
Las vacunas son una preparación biológica que estimula el sistema inmunológico para que produzca anticuerpos que eviten la infección de la enfermedad para la que se produjo la vacuna, ya sea influenza, COVID-19 o hepatitis, entre otras, explicó el infectólogo Miguel Colón.
Todos los virus y las bacterias varían, y el sistema inmunológico de los pacientes también. Todo depende de cuán bueno es el sistema inmunológico de las personas porque no todas responden igual. Unos pacientes pueden desarrollar más anticuerpos que otros. Por ejemplo, la efectividad de la vacuna contra la influenza en jóvenes es casi 100 %, pero en un adulto de 80 años es 70 %, indicó Colón.
La respuesta es sí, porque las compañías que producen vacunas están bajo un crisol bien estricto. Por eso es que se tardan tanto en crear las vacunas: porque pasan mucho tiempo realizando diferentes pruebas de efectividad y seguridad. Por ejemplo, la vacuna contra el ébola tardó años en desarrollarse. Según el infectólogo, en el caso de la vacuna contra el COVID-19 fue más rápido porque usaron la de ébola y la modificaron. Pero, antes de aprobarlas para su uso de emergencia, estas vacunas contra el coronavirus fueron probadas en miles de personas.
En ocasiones, las vacunas necesitan refuerzos contra las variantes de los virus, como está sucediendo con las vacunas de Pfizer y Moderna, que contra la variante delta solo dan un 70 % de inmunidad. Es decir, un tercio de la población no va a producir los anticuerpos necesarios. Así que estas compañías van a modificar sus vacunas para que produzcan más anticuerpos contra la variante delta o contra las nuevas variantes que están saliendo, aseguró el doctor.
Sí, debemos vacunar a toda la población. Ahora mismo tenemos el ejemplo del COVID-19: aunque haya personas vacunadas, los virus pueden cambiar e infectar. Mientras las personas estén en esa actitud de “si otros se vacunan, yo me protejo y protejo a mi hijo”, no lograremos tener los números adecuados de vacunación, así que la mejor alternativa es vacunarse, indicó la doctora Carmen Suárez Martínez, presidenta de la Sociedad Puertorriqueña de Pediatría (SPP).
Sí, ya hemos visto varias personas vacunadas que se han infectado con COVID-19. Afortunadamente, lo que les da es como una monga bien leve. Igual sucede con la culebrilla, que pacientes vacunados pueden desarrollar la infección, mencionó el doctor Colón.
La inmunidad colectiva se refiere a que, a medida que más personas están vacunadas, hay menos probabilidad de que esa enfermedad se propague en la comunidad. Hay pacientes que tienen unas condiciones específicas y no pueden vacunarse. En ese caso, la inmunidad de rebaño las protege, sostuvo la pediatra.
Las vacunas no provocan autismo, eso está probado a través del mundo. En muchos países, se han hecho estudios y el consenso en la comunidad científica es que no causan autismo, manifestó la doctora Suárez Martínez.
Siempre hay algunos efectos secundarios, como dolor o enrojecimiento en el lugar donde se puso la vacuna. También puede haber reacciones alérgicas y, por eso, es importante conocer el historial del paciente. Es bien raro que haya una reacción severa. Lo más común es la fiebre, indicó la doctora.
La primera vacuna es contra la hepatitis B y se recomienda en las primeras 24 horas de nacido. Luego se repite a los 2, 4 y 6 meses. Después están las vacunas del año, de los 4, de los 11 y de los 16 años. Además, anualmente se recomienda la de influenza, desde los seis meses; y la de COVID-19, a partir de los 12 años, detalló la pediatra.
Tanto la doctora Suárez Martínez como el doctor Colón exhortaron a que, en caso de necesitar más información, consultes a tu pediatra, para tener un regreso a clases más seguro.
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