Mientras más personas haya sin vacunar, mayor es la probabilidad de que el virus siga mutando
Mientras más personas haya sin vacunar, mayor es la probabilidad de que el virus siga mutando
Desde que la noticia acaparó los titulares a nivel mundial, todos los que hemos atravesado la crisis de la infección por COVID-19 nos alarmamos. Las variantes del virus —identificadas por letras griegas— se han convertido en las enemigas número uno de la libertad que ya empezaba a soplar sobre algunas regiones del mundo. En este caso, son lugares que han tenido un acceso mayor a la vacuna mRNA —que reduce la posibilidad de desarrollar efectos graves en la salud de una persona que adquiera el virus.
Según explicó la doctora Kenira J. Thompson, presidenta del Ponce Research Institute, “llevamos año y medio lidiando con esta situación, y el virus original ha ido mutando. La información que han recibido los científicos —porque estamos sobre la marcha— indica que el SARS-CoV-2, o sea, el virus que causa el COVID-19, se comporta como cualquier otro virus”. La experta señaló que, en el proceso de mutación, hay variantes que prevalecen como las más dominantes. En cuanto al COVID-19, dijo Thompson, algunas variantes pudieran aumentar la intensidad de los síntomas, si hay una exposición. “También hay otras [variantes] que se propagan más rápido o que podrían ser mucho más resistentes a cualquier tratamiento”, indicó.
El rastreo de las variantes es esencial para seguirles el rastro, según circulan por el mundo.
“Las variantes que se han identificado hasta ahora son: la Alpha (que se cree inició en Reino Unido, en diciembre de 2020); la Beta (oriunda de Sudáfrica, descubierta en enero de 2021); la Gamma (descubierta en Estados Unidos, pero se cree que proviene de Brasil); y la Delta, (India) —estas últimas dos se han identificado en los pasados meses”. Thompson mencionó que, en suma, más o menos, todas ellas tienden a agudizar los síntomas asociados con la infección por COVID-19: fiebre alta, dolores musculares y, en algunos casos más graves, complicaciones respiratorias que pudieran requerir hospitalización.
En el caso de Puerto Rico, Thompson se mostró preocupada específicamente por dos asuntos que llaman la atención general y de las autoridades de salud en el país: la rapidez con la que se contagia el virus y la cantidad de personas que aún no se han vacunado.
“La llamada ‘inmunidad de rebaño’ no ocurrió según la fecha estimada [julio 2021], así que tenemos más personas afuera —con la eliminación de las restricciones— y los niños sumamente expuestos al virus en aglomeraciones de gente. Eso puede ser muy peligroso”, apuntó.
“Por cada nuevo caso [de la variante], debemos presumir que hay uno, cinco, diez y quizás muchos más”, insistió Thompson. De acuerdo con las cifras más recientes (al momento de redactarse este artículo), un 68.1 % de personas aptas para vacunación (12 años o más) ya habían completado su ciclo de vacunación –las dos dosis administradas, y el nivel de positividad rondaba el 12.6 %”.
“Un aumento significativo en los contagios pudiera perjudicar los sistemas de salud en el país, algo que no debería pasar. Una persona más que muera por el virus es otra persona más, y ya son demasiadas en el mundo [las personas fallecidas]”, expresó Thompson. La científica señaló que pudiéramos detener esta nueva ola del virus con dos acciones muy concretas: ponerse la vacuna y evitar los lugares con mucha gente, donde pudiera haber una mayor concentración del virus.
“Lo hemos dicho mil veces: mientras más personas haya sin vacunar, mayor es la probabilidad de que el virus siga mutando”, enfatizó. “La importancia de la vacunación es ahora mayor que nunca, porque es lo único que tenemos para poder mantener este asunto [de la pandemia] bajo control”, aseguró.
El tema de los niños le preocupa grandemente a la doctora Thompson quien, como madre, sigue utilizando las medidas recomendadas al inicio de la pandemia: uso de mascarilla, lavado de manos y distanciamiento físico, en solidaridad con su hija, quien aún no tiene edad para vacunarse.
“Entre las personas que no están vacunadas, menores de 40 años, el rango mayor se encuentra en menores de 40 años, con un número muy alto entre el grupo de 20 a 29 años. Las campañas de promoción tienen que apuntar hacia a esos jóvenes y apelar a su sentido de responsabilidad con el prójimo, porque, en estos momentos, vacunarse contra el COVID-19 es un acto de amor hacia los otros”, declaró.
Las investigaciones han demostrado, con evidencia científica comprobable, que la vacuna no impide que contraigas el COVID-19, sino que, en caso de adquirir el virus, los síntomas sean mucho menores.
“[Con la vacuna] tienes una respuesta inmune para poder combatirlo y la posibilidad de desarrollar una infección que te lleve a una hospitalización disminuye dramáticamente”, recalcó.
“Tenemos ganas de compartir y viajar, pero tenemos que reducir el impacto de las variantes. Ahora, lo más importante es que todas las personas que pueden vacunarse lo hagan ya”, concluyó.
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