

Escuchar los sonidos de la naturaleza, la risa de un niño o las palabras de un ser querido hacen que el sentido de la audición sea uno de los más valiosos para el ser humano. Con él, se fomentan las relaciones sociales y familiares. Vivimos en un mundo en donde escuchar es vital para el desarrollo de cada individuo, sin embargo, ¿qué pasa cuando la salud auditiva se ve afectada?
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), las estadísticas de Estados Unidos indican que alrededor de 38 millones de personas sufren problemas de audición, lo que los convierte en el tercer problema de salud más común entre los adultos mayores. Esta cifra se podría triplicar cuando se alcanzan las edades entre los 50 y 60 años. Igualmente, cada tres personas entre los 65 y los 74 años tienen algún grado de pérdida de audición. Mientras que, en Puerto Rico, la pérdida de audición es una de las condiciones que ha ido en aumento con el pasar de los años. Se estima que, en la isla, para el año 2010, alrededor de 150,000 personas eran sordas o padecían de algún tipo de pérdida autitiva.
El licenciado Eugenio Gómez, audiólogo y director clínico de Precision Health Centers, alertó sobre algunas de las señales de pérdida de audición. Entre estas se encuentran:
“Estas situaciones provocan que, en ocasiones, el paciente se aísle, llevándolo a la posibilidad de desarrollar depresión o dificultad para socializar con las demás personas. Por eso, es importante que tanto adultos como niños se realicen una evaluación auditiva una vez al año. El audiólogo es parte vital en el proceso de recuperar la audición, logrando identificar si existen deficiencias que no estén relacionadas con un problema genético”, explicó Gómez.
Esto se realiza con un examen exhaustivo que combina la evaluación audiológica completa y las respuestas auditivas del tallo cerebral. Luego, se determina qué tipo de pérdida auditiva presenta el individuo para ofrecerle el tratamiento adecuado.
“A través de la audiometría de tonos puros, audiometría del habla e impedancia acústica (timpanometría/reflejos acústicos) se logra ser más asertivo para ofrecer un diagnóstico correcto. De igual forma, se trabajan las respuestas auditivas del tallo cerebral, las cuales logran identificar el funcionamiento del tallo en respuesta del estímulo auditivo de clic. Este examen se realiza si la persona presenta tinnitus o para descartar alguna patología retrococlear o permanente y en el nervio auditivo. Este método se recomienda para pacientes con autismo, trastorno del desarrollo intelectual, trastorno por déficit de atención, neonatos y alzhéimer, entre otras condiciones”, amplió el audiólogo.
Al explicar que el mercado cuenta con una gran variedad de audífonos que se adaptan a las necesidades de cada persona, el audiólogo detalló cómo la evolución de la tecnología dentro del universo de la salud, en especial la auditiva, ha logrado adaptar los audífonos para que sean más compactos, sincronizándose a los dispositivos electrónicos de hoy día (teléfonos inteligentes, tabletas, etc.).
Algunos de los tipos de audífonos que se encuentran en el mercado que se adaptan a los diferentes estilos de vida y necesidades son:
“Las personas pueden recuperar su audición, así como su calidad de vida, al mantenerse informadas de los nuevos adelantos. Realizarse su examen auditivo una vez al año es vital, así que ya no tienen que afectar su rutina diaria o aislarse; hay oportunidad de disfrutar y retomar su lugar en la sociedad”, concluyó.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
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