Orlando - Usar las aplicaciones móviles, enviar un mensaje de texto o hacer compras por Internet es algo natural para las generaciones más jóvenes, pero para algunos adultos mayores representa un reto que solo se puede superar con la educación.

Así lo aseguró la publicista puertorriqueña Marnie Ferrer, presidenta y fundadora de TecnoAbuelos, un proyecto que busca cerrar la brecha digital a través de la enseñanza de la tecnología a los adultos mayores que residen en Puerto Rico y Florida.

TecnoAbuelos arrancó en 2014 en la isla, pero en 2017 todo cambió tras el paso del huracán María, cuando decidió unirse a la diáspora puertorriqueña junto a su esposo Freddie Agrait.

“Vimos la oportunidad de montar TecnoAbuelos aquí (en Florida), porque junto a Arizona es uno de los estados preferidos para la gente retirarse”, contó.

Ferrer precisó que el modelo de negocio de TecnoAbuelos consta de talleres que se ofrecen a través organizaciones públicas y privadas que les contratan.

Por ejemplo, en Puerto Rico tuvo contratos con municipios y empresas como T-Mobile y Vanilla Card, mientras que en Florida ofrece las conferencias de la mano de organizaciones como Hispanic Federation y AARP Orlando.

En su mayoría, TecnoAbuelos atiende a adultos mayores mayores de 60 años. Desde su creación, ha impactado a unos 30,000 participantes, quienes han conocido cómo usar un teléfono, tomar una foto, escribir en la computadora o comprar en plataformas digitales.

“Los participantes llegan con todas las dudas del mundo. Que por qué el teléfono es lento, que por qué la pantalla se les mueve y qué son los íconos”, relató. “Cuando vamos a hablar de las aplicaciones, la inmensa mayoría de los adultos mayores no saben bajarlas. Quisieran bajarlas, porque todas las marcas (de productos) se los piden, pero si tú no le enseñas como bajar la aplicación...“

Añadió que los participantes coinciden en lo siguiente al llegar a los talleres: que la gente joven no tiene tiempo ni paciencia para educarlos.

“Tiene que pasar algo para que la gente joven entienda que ese adulto mayor tiene que aprender”, consideró.

Con una población que está envejeciendo tanto en Puerto Rico como en otros lugares de Estados Unidos, Ferrer aseguró que su proyecto tiene futuro.

“Nosotros sabemos que este proyecto es un proyecto totalmente exportable, porque lo que pasa en Puerto Rico y la Florida es lo que pasa en el mundo entero... es un modelo que ha sido exitoso por la forma en la cual nosotros enseñamos. Tratamos de hacer algo educativo, pero entretenido”, añadió.

Ferrer, quien viaja regularmente a Puerto Rico por sus clientes en la industria de la publicidad, aseguró sentirse orgullosa de formar parte de la comunidad puertorriqueña en la Florida central, la cual ha ido en aumento por los pasados años como consecuencia de la emigración relacionada a los huracanes, terremotos y la crisis económica.

Específicamente, en el estado de la Florida residen más de 1.1 millones boricuas, los cuales se concentran en los condados de Orange y Osceola, según el Censo de Estados Unidos.

“Pienso que en Florida hay oportunidades de negocio, porque, pese a lo que la gente diga, los puertorriqueños somos bien trabajadores. Habrá un por ciento que no lo hace, pero hay gente bien preparada y hay ciertas áreas en los que le podemos dar cátedra”, acotó.