

1. Mejora la salud cardiovascular: El ejercicio regular fortalece el corazón, reduce la presión arterial y mejora la circulación sanguínea, lo que ayuda a prevenir enfermedades como la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.
2. Control del peso: Mantener un peso saludable es fundamental para prevenir y controlar enfermedades como la diabetes tipo 2. El ejercicio quema calorías, lo que ayuda a mantener un equilibrio energético adecuado y previene la acumulación excesiva de grasa corporal.
3. Mejora la sensibilidad a la insulina: El ejercicio físico ayuda a que el cuerpo utilice la insulina de manera más eficiente, lo cual es clave para el control de la diabetes y la prevención de complicaciones asociadas.
4. Reducción del estrés: El ejercicio reduce el nivel de cortisol (hormona del estrés) en el cuerpo, lo que contribuye a disminuir los riesgos asociados al estrés crónico, como enfermedades cardíacas.
5. Mejora de la movilidad y la flexibilidad: Realizar ejercicios de fuerza y de estiramiento mejora la flexibilidad, lo que puede ser de gran ayuda para personas con enfermedades como la artritis o dolor crónico.
1. Prevención y control de la diabetes: Una dieta rica en alimentos de bajo índice glucémico, como frutas, verduras y granos integrales, ayuda a mantener niveles estables de azúcar en sangre, lo cual es esencial para las personas con diabetes tipo 2.
2. Salud cardiovascular: Consumir grasas saludables (como las que se encuentran en los frutos secos, el aguacate y el aceite de oliva extra virgen), así como aumentar la ingesta de fibra y disminuir el consumo de sal, puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y controlar la presión arterial.
3. Reducción de la inflamación: Una dieta antiinflamatoria, rica en antioxidantes (por ejemplo, frutos rojos, cúrcuma) y baja en alimentos procesados y azúcar, ayuda a reducir la inflamación crónica, que está asociada con muchas enfermedades como la artritis y las enfermedades metabólicas.
4. Mejora de la función inmune: Los nutrientes como las vitaminas A, C, D y el zinc son fundamentales para un sistema inmunológico fuerte. Consumir alimentos ricos en estos nutrientes puede ayudar a prevenir infecciones y complicaciones en personas con enfermedades crónicas.
5. Control del colesterol: El consumo de alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 (como pescado graso, semillas de chía y nueces) ayuda a reducir los niveles de colesterol malo (LDL) y aumenta el colesterol bueno (HDL), protegiendo así el sistema cardiovascular.
Tanto el ejercicio como una nutrición adecuada son pilares fundamentales para manejar y prevenir enfermedades crónicas. No solo mejoran la calidad de vida, sino que también ayudan a reducir la dependencia de medicación y a evitar complicaciones graves a largo plazo.
La autora es nutricionista-dietista licenciada y miembro del CNDPR. Para información, puedes escribir a snevarez14@yahoo.com.
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