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Conoce los 5 mitos más comunes de la vacunación

Al educarte, podrás combatir la desinformación y promover tu salud y la de tu familia

14 de julio de 2024 - 12:00 AM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 3 meses.
Los mitos sobre las vacunas a menudo se propagan a través de las redes sociales y otros medios de comunicación, generando miedo y desconfianza en el público. (Shutterstock)

La vacunación ha sido uno de los avances más significativos en la historia de la medicina, salvando millones de vidas y erradicando enfermedades devastadoras. Sin embargo, a pesar de su éxito probado, persisten numerosos mitos y una considerable cantidad de desinformación en torno a las vacunas. Estos mitos, que a menudo se propagan rápidamente a través de las redes sociales y otros medios de comunicación, pueden generar miedo y desconfianza en el público, llevando a una disminución en las tasas de vacunación. La desinformación no solo pone en riesgo la salud individual, sino que también amenaza la inmunidad colectiva necesaria para proteger a las comunidades más vulnerables. Abordar y desmentir estos mitos es crucial para mantener y mejorar la salud pública global.

Repasemos los cinco mitos más comunes sobre las vacunas:

1. Las vacunas causan autismo

Este mito se originó en 1998 cuando Andrew Wakefield publicó un estudio que sugería una conexión entre la vacuna MMR (sarampión, paperas y rubéola) y el autismo. Sin embargo, investigaciones posteriores demostraron que el estudio tenía graves fallos metodológicos y conflictos de interés. Wakefield perdió su licencia médica, y numerosos estudios han confirmado que no existe ningún vínculo entre las vacunas y el autismo.

2. Las vacunas contienen toxinas peligrosas

Algunos adyuvantes y conservantes en las vacunas, como el timerosal y el aluminio, son señalados como peligrosos. Sin embargo, el timerosal ha sido eliminado o reducido significativamente en las vacunas infantiles desde 2001. Además, los niveles de aluminio presentes en las vacunas están muy por debajo de los límites seguros establecidos por las autoridades sanitarias y no representan un riesgo para la salud.

3. Las vacunas no son necesarias porque las enfermedades están desapareciendo

Algunas personas creen que la mejora en las condiciones de vida como la higiene y el saneamiento es la razón principal de la disminución de las enfermedades infecciosas. Aunque estos adelantos han tenido un impacto positivo, la evidencia científica muestra que las vacunas han sido cruciales para la erradicación y el control de muchas enfermedades. La poliomielitis y el sarampión, por ejemplo, han sido prácticamente eliminados en muchas regiones gracias a la vacunación.

4. Demasiadas vacunas sobrecargan el sistema inmunológico

Existe la creencia de que recibir múltiples vacunas a una edad temprana puede debilitar o sobrecargar el sistema inmunológico de los niños. Sin embargo, los estudios han demostrado que este puede manejar la administración de varias vacunas a la vez, sin problemas. Las vacunas están diseñadas para estimular una respuesta inmune específica, sin comprometer la salud general del niño.

5. Las vacunas no son efectivas

Algunos sostienen que las vacunas no funcionan o que las personas vacunadas todavía pueden contraer la enfermedad. Aunque ninguna vacuna es 100 % efectiva, la mayoría proporciona una alta protección contra enfermedades específicas. Incluso, si una persona vacunada contrae la enfermedad, generalmente, presentará síntomas mucho más leves y tendrá una menor probabilidad de sufrir complicaciones graves. La alta efectividad de las vacunas ha sido probada repetidamente en estudios clínicos y en la práctica real.

En la actualidad, la desinformación sobre la vacunación no solo se limita a los mitos sobre la seguridad y la eficacia, sino que también incluye teorías conspirativas. Algunas personas creen que las vacunas son parte de un complot gubernamental o farmacéutico para controlar a la población o generar ganancias. Estas teorías no tienen base en la realidad y se fundamentan en la desconfianza hacia las instituciones. La transparencia en los procesos de aprobación y monitoreo de las vacunas, así como la comunicación clara y accesible por parte de las autoridades sanitarias, son aspectos cruciales para contrarrestar estas creencias infundadas.

Asimismo, el auge de las redes sociales ha facilitado la propagación de la desinformación sobre las vacunas. Plataformas como Facebook, X y YouTube permiten que la información errónea se difunda rápidamente y alcance a un gran número de personas. Los algoritmos de estas plataformas, a menudo, priorizan el contenido que genera mayor interacción, lo que puede dar prominencia a información sensacionalista y falsa sobre las vacunas. Para combatir esto, las plataformas han comenzado a implementar políticas para limitar la difusión de desinformación y promover fuentes de información fiables.

Es evidente que la educación y la comunicación efectiva son herramientas esenciales para abordar los mitos y la desinformación sobre las vacunas. Es primordial que las autoridades gubernamentales, los profesionales de la salud y la sociedad en general trabajemos juntos para desmentir estos mitos, proporcionar información precisa y fomentar la confianza en las vacunas. Solo a través de un esfuerzo conjunto podremos garantizar que los avances en la salud pública logrados a través de la vacunación se mantengan y que más personas se beneficien de la protección que ofrecen las vacunas.

La autora es especialista en medicina interna del Hospital Wilma N. Vázquez.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de Suplementos de GFR Media.

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